jueves, 11 de septiembre de 2014

I Congreso Liberal: Goya y los Disparates.

El pintor aragonés Francisco de Goya (1746-1828), durante sus últimos años, realizó una serie de ilustraciones que se denominaros Disparates. 

Estos constituyen la última de las obras grabadas por Goya, datando de 1815 a 1823, cuando el pintor abandona España. 
Las imágenes estaban dibujadas con aguatinta y aguafuerte, dando ese efecto en blanco y negro, resaltando los colores claros lo que realmente debería ser el centro de atención, lo que Goya defendía como "bueno".
Los Disparates eran hechos fuera de propósito y razón, representando situaciones cuyos protagonistas eran, en su mayoría, los liberales y los serviles.


Se dividieron en varios grupos, atendiendo a sus características, y al mensaje que pretendían dar dichas imágenes:
Había Disparates de miedo, en los que los liberales no se asustan ante el Absolutismo. A veces este último estaba representado por un burro como símil de ignorancia, y otras veces como ratas que pretenden dañar la libertad, representada por una mujer raptada, y el bien que representan los liberales, representado por un caballo que salva dicha libertad.

Otros disparates eran las "exhortaciones", que representaban la indecisión por escoger un bando, encontrándose a la derecha la razón y el bien, el buen camino hacia la libertad, y a la izquierda la mentira y las máscaras de la hipocresía.
Otro disparate a destacar seria el Disparate pobre, en el que encontramos a una mujer, posiblemente en similitud de la libertad, huyendo de espectros que ejemplifican a la muerte y a la ira absolutista. Esta mujer, sin embargo, vuelve a plantear la indecisión que se daba en las "exhortaciones" de escoger un bando, puesto que aparece con dos cabezas, cada una mirando a un lado diferente.
Uno de los más interesantes es el "Disparate fúnebre". En él vemos la representación de la muerte de la verdad, de la libertad, y la resurrección de la mentira absolutista. Sin embargo, eso no es todo: aparece un anciano que se lanza contra esa mentira. Se cree que dicho anciano es una representación que el propio Goya hizo de él mismo, dejando claros sus ideales y su lucha contra el Absolutismo. Otros crees que el anciano es solo un personaje más, como también ha aparecido en otros disparates como el "disparate alegre", rodeado de mujeres de amplio escote.


 Y por último, destacar ese disparate en el que vemos como la inteligencia, el esfuerzo y la constancia de los hombres razonables y libres hacen que consigan volar con alas. En contraposición encontramos esa imagen en la que los toros, en representación de los absolutistas, caen al vacío.

Ana Ozores. Amor propio o amor carnal.

La Regenta es la obra por excelencia de Leopoldo Alas Clarín. Fue publicada por pequeños artículos sueltos en las revistas conforme los iba escribiendo para luego ser publicada en dos tomos en 1884 y 1885. Se considera la cumbre de la novela del siglo XIX, con un estilo entre el naturalismo y el realismo progresista. Hay ocasiones en las que, la intención del autor de permanecer bajo un punto de vista objetivo, fallan, dirigiéndose a veces directamente al lector.

Como protagonista tenemos a La Regenta, Ana Ozores, una mujer marcada por las pérdidas y las críticas sociales hacia su persona, que vive frustrada y con constantes crisis nerviosas a causa de sus recuerdos y sus fuertes indecisiones morales. Nunca gozó del amor de una madre, que le fue arrebatada justo al nacer, contando como apoyo femenino solo con un aya que le maltrataba y criticaba constantemente; al igual que el amor real de su padre, que apenas sí le hacia caso. Sin embargo, este amor, aunque no era lo esperado, lo recibió de manos de su futuro marido, Don Víctor Quintanar, que no la veía verdaderamente como una esposa sino como una hija, situación que la empujó aún más a la frustración al nunca verse siendo madre ni mujer.

De esta manera, Ana busca en la religión y en el magistral Fermín de Pas otro tipo de amor, más espiritual, más fraternal que ahogue sus tentaciones, deseos y frustraciones.
No obstante, y a pesar de sus intentos por ahogar dichos deseos, cae en las redes del Don Juan por excelencia de la obra, Don Álvaro Mesía. Mesía se convierte en amigo de Don Victor para acercarse a Ana, y lo consigue. Primero genera la curiosidad de esta y luego una amistad con intenciones que acaban en el adulterio por parte de la Regenta, venciendo asi el amor carnal, frente a ese amor "diferente" que siente hacia la figura de su marido.
Sin embargo, hay un amor que actúa sobre Ana de manera oscilante: el amor propio.
A lo largo de la obra vemos como Ana experimenta una metamorfosis en su estado anímico que la lleva desde la más profunda angustia, hasta una sensación de renacer y posibilidad de cambio en los meses en los que la obra se desarrolla en primavera. 
El tiempo es un factor muy importante en la novela, viéndose sobre todo en la segunda parte, de modo que el tiempo en la novela tiene implicaciones en el carácter y en el estado emocional de Ana. Por ejemplo, el capitulo 16 tiene lugar en Noviembre: Ana está frustrada y se ve a ella misma como una muerta en vida (existiendo una relación directa entre el personaje y noviembre como mes de los difuntos).
En el capítulo 18 vemos el fastidio y como el personaje de Ana está marcado por el hastío, frustrada, de manera que esta se decanta por la vida de sacrificio. Su hipocresía es diferente a la del resto de las personas de Vetusta: no lo hace por el hecho de engañar a la gente, sino que se engaña a sí misma, creyéndose que está por encima de los demás, queriendo llegar a un estado de superioridad espiritual, hasta comprender que no puede. 
Sin embargo, también encontramos en los últimos días de invierno esa transición en su ánimo: se siente con fuerzas y ganas de renacer, como símil a la naturaleza.
Por último, el amor propio de Ana se ve machacado por las críticas y su propia conciencia tras la muerte de Quintanar, por lo que decide marcharse y huir de dichas críticas. En la catedral, tras la fuerte reacción del magistral hacia su misma persona, cae rendida en el suelo de la capilla, sintiendo, tras el beso de Celedonio, como "si el vientre de un sapo hubiese rozado sus labios". El amor propio de Ana se derrumba entonces.
De este modo, la figura de Ana queda destrozada tras comprobar que no disfruta ni tan siquiera del propio respeto que ella misma debería tenerse, ni de ningún otro.

Don Juan Tenorio y el amor, ¿símil o antítesis?

José Zorrilla publicó Don Juan Tenorio en 1844, siendo una de las primeras materializaciones del mito del Don Juan.
Tras el regreso de Don Juan a Sevilla después de haber matado a Don Gonzalo y Don Luis cinco años atrás,  este encuentra un cementerio donde antes estaba la casa del Comendador. Alli ve las tumbas de todas sus víctimas, incluyendo las de Don Gonzalo y Don Luis, representados ambos por dos estatuas. Mientras tanto, al contemplar las figuras, descubrió una tumba inesperada: la de Doña Inés, mujer de la que estaba enamorado, muerta de pena al comprender que su amor era imposible.



Durante una cena celebrada con Centellas y Avellaneda, aparecen los espíritus de Don Luis y el Comendador, este último con la intención de conducir el alma de Don Juan al infierno... Sin embargo, la aparición del espíritu de Doña Inés, intercediendo por él, hace que ambos se salven y suban al cielo, rodeados de ángeles, y acompañados de coros celestiales.

La naturaleza de Don Juan no era otra que la del canalla, hombre que aprovecha y manipula los sentimientos de los demás para conseguir lo que quiere, viéndose esto en las múltiples amantes que decía tener, y en el modo en el que las conquistaba:
<< Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para enamorarlas,
dos para sustituirlas,
y una hora para olvidarlas.>>

Sin embargo, y aunque sus intenciones inicialmente eran las de "conquistar, conseguir y olvidar", cayó enamorado de Doña Inés, con la que inicialmente estaba comprometido, y cuyo padre anuló dicho compromiso.
Puede decirse que Doña Inés representa la inocencia, la bondad, y el deseo de un amor puro, que no deja que el corazón se interponga a la razón, y que Don Juan representaría el deseo, y la maldad, como similitud al "hijo de Satanás". De este modo, se observa al final de la obra esa purificación que ejerce Doña Inés sobre Don Juan, haciendo que este tenga fe, y limpiando su alma.

La muerte de Don Juan, y su ascenso al cielo de la mano de Doña Inés simboliza el deseo de la muerte, y la erradicación de la soberbia y las malas intenciones en la sociedad, frente a la purificación del alma y la fe incondicional, atendiendo a los cánones sociales y espirituales de la época.

De este modo, el amor en la figura de Don Juan Tenorio es perceptible, puesto que es lo que le conduce a actuar finalmente según las normas que dictaba la sociedad, es decir, dejando purificar su alma a favor del amor que sientieron él y Doña Inés mutuamente.

Las características que comparte esta obra con los esquemas de drama romántico son múltiples:
En primer lugar, muchas de las escenas se llevan a cabo en lugares sombríos, y casi siempre de noche.
El amor imposible es el eje de la historia, y la oposición de los protagonistas es notable; Don Juan como héroe solitario que no quiere integrarse en la sociedad, y cuyos actos no son nobles, y Doña Inés, joven que cumple todos los requisitos y cánones tanto físicos como espirituales que marcaba la época.
Y, por último, la idea del amor imposible, con la muerte final de los protagonistas, marcando la desdicha en el final de la obra.
Sin embargo, en cuanto a este último punto, se hace notar la falta de ese final trágico, puesto que la obra acaba con el ascenso al cielo y la salvación de los enamorados.


El amor se siente en El estudiante de Salamanca.

El Estudiante de Salamanca es un poema narrativo escrito por José de Espronceda, dándose a conocer partes de este ya en 1837, publicándose completa la obra en 1840. Consta de 1704 versos, que cuentan con detalles ya utilizados por otros autores como la figura del Don Juan Tenorio, o el estado de locura que alcanza la protagonista por la pena del amor. 
El poema consta de cuatro partes fundamentalmente:


  • La primera parte presenta un duelo entre dos desconocidos, para luego dar paso a las descripciones de Don Felix de Montemar, hombre cínico, descrito por el propio autor como el segundo Don Juan, cuyas ambiciones superan cualquier sentimiento de culpa, y que hace que ignore crítica alguna, y de Doña Elvira, mujer pura y bella, desdichada e inocente. También se cuenta como este la enamora para luego romper su corazón y hacerla morir de pena ante el hecho de sentirse enamorada y utilizada.


  • La segunda parte nos muestra la pena de Doña Elvira, y sus lamentos. Tras las falsas promesas de amor y matrimonio, la muchacha cae en las redes de Don Félix, entregándose en cuerpo y alma para luego ser abandonada y despreciada por el "don Juan". Esta muere de la pena por a¡un amor que no le es correspondido.


  • En la tercera parte nos encontramos con una partida en el casino donde Don Félix apuesta objetos que parecen pertenecer a Doña Elvira: una cadena, un retrato e marco de pedrería.. sin importarle lo más mínimo lo que bien suceda con los objetos. Durante la partida aparece un nuevo personaje, Don Diego de Pastrana, hermano de Doña Elvira, dispuesto a vengar la muerte de esta a duelo.


  • En la cuarta parte vemos como se produce dicho duelo entre Don Félix y Don Diego, acabando con la muerte de ambos,recordándonos la parte primera, aunque Don Félix no sabe aun que su muerte también se ha producido. Este se encuentra caminando a oscuras por las calles de Salamanca, hasta que se le aparece una mujer con un velo que le tapa la cara, completamente de blanco. La dama le guia, sin hacer caso a los intentos de seducción del don Juan, por un lugar totalmente oscuro, "en un yermo y silencioso/ melancólico arenal,/ sin luz, sin aire, sin cielo,/ perdido en la inmensidad". En este momento, se dirige hacia un lugar donde ve su propio cuerpo muerto, y entiende que él también calló en el duelo, pero permanece impasible y decidido, sin mostrar temor alguno.
Finalmente, Don Félix consigue destapar la cara de la mujer, descubriendo que no es más que un esqueleto, producto de la putrefacción del cuerpo de Doña Elvira, con la que el fantasma de Don Diego le ha obligado a casarse.

El amor en esta obra es casi imperceptible de la mano del protagonista, en oposición a los otros dos personajes principales que sí que lo sienten: Doña Elvira muere a causa de la pena del amor que siente realmente hacia Don Félix; y Don Diego ese amor que siente hacia su hermana.

La mujer a través de los ojos de Feijoo.

Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) fue un ensayista destacado de la primera Ilustración española. Nació en el seno de una familia hidalga, pero convertirse en monje benedictino supuso que renunciase a ser mayorazgo de su casa y a todos sus bienes. Sin embargo, a pesar de pertenecer a esta orden religiosa, y de encaminar sus escritos, y reflexiones siempre a las creencias religiosas, tuvo clara su postura ante la sociedad y defendió sus opiniones. Se definió a sí mismo como "ciudadano libre de la República de las letras"
Un ejemplo de ello es su ensayo sobre la defensa de las mujeres, dato curioso ya que la mujer por aquel entonces seguía siendo, para la Iglesia, un eslabón poco relevante, cosa que aún se sigue dando en la actualidad.
En dicho ensayo discute la opinión de la propia Iglesia a la que pertenece al decir que las mujeres son peores que los hombres al incitar esta al pecado en el Edén, defendiendo el hecho de que quien tentó primero a esta fue un Ángel y que, al fin y al cabo, por esa regla de tres, los ángeles son peores que las propias mujeres.

Por otra parte, Feijoo también defendió que no por ser mujer, físicamente se sea inferior, puesto que somos las que perpetuamos la vida, y no quienes la entorpecemos.
Si la mujer es producto del pecado, y de la imperfección, dice Feijoo, cómo es que nacen mujeres de los hombres más fornidos y más inocentes aún asi.
Discute la propia opinión de grandes pensadores clásicos como Aristóteles, quien puso en el punto de mira a la mujer como ser defectuoso y en contra de la naturaleza del hombre. Tacha a Aristóteles de hipócrita, ya que, a pesar de tachar a la mujer con un sinfín de defectos físicos y morales, amó con toda su alma a las dos mujeres que se sabe que pasaron por su vida, cayendo en lo que él mismo critica.
Alaga a la mujer por su virtud, su vergüenza ante situaciones, y su delicadeza, aportando que rivalizan con la robusted del hombre,y defendiendo el que se complementen unos a otros.

Aun en la actualidad, se ven incontables casos de machismo en la sociedad, incluso en situaciones en las que el hombre tenga las de perder. Sin embargo, también se ven casos de hembrismo (que no feminismo) en la sociedad actual. El feminismo intenta conseguir la igualdad entre ambos sexos, mientras que el hembrismo es lo que a los hombres el machismo: intenta superponer a la mujer sobre el hombre, desplazando a este a un nivel más bajo en lugar de pretender convivir con él.

¿Acaso llegará el día en el que hombres y mujeres nos veamos como iguales los unos a los otros?

Las palabras de Larra.

Mariano José de Larra (1809-1837) fue uno de los politicos, escritores, y periodistas más importantes del Romanticismo español, además del impulsor del género ensayístico.
Escribió bajo los seudónimos de Fígaro, El Pobrecito Hablador o El Bachiller, situando a España en el centro de su obra crítica.

En su obra "Las palabras", plasma el incorformismo ante la situación social y política que vive España en la época, comparando a las personas con animales sin razón, y defendiendo que estos son los que gozan de una mejor vida al entenderse sin palabras:

 "En conclusión, los animales como no tienen el uso de la razón ni de la palabra, no necesitan que les diga un orador cómo han de ser felices"
Las palabras, instrumento de todo escritor para plasmar sus sentimientos y pensamientos, implican para Larra un instrumento de lucha contra la sociedad que intentó arrebatar a la prensa y las obras literarias su poder informativo y moralizante a través de ellas mismas.  Estas palabras acabaron volviéndose contra el propio escritor, haciéndole ver la sociedad en la que vivían como algo desolado y pesimista.
Aqui vemos como Larra ve a la sociedad como algo que antepone el poder y el llevar la razón ante todo, a la propia razón en sí, a la lucha por mantener la paz y desterrar la mentira. Asegura que, por conocer la palabra, mentimos, mandamos y nos dejamos gobernar. Que la razón del hombre es fácilmente manejable con el conocimiento de la palabra que lo haga arrodillarse ante otros.
Reivindica el poder del entenderse sin hablar, del no engañar con la palabra y de la felicidad efímera que producen las artes ancladas a las palabras, defendiendo que esto es simplemente "ruido y confusión".
El saber no es más que un laberinto cuyo fin se sitúa en el poder, en el gobernar, en el manejar.
La simplicidad de los animales de satisfacer únicamente sus necesidades vitales es lo que hace que el conflicto sea inexistente, pues sólo pretenden calmar su hambre o su sed, no sus ansias de poder ni de saber.
A esto es a lo que se refiere Larra cuando dice que "la capacidad de habla y escucha es precisamente la razón de la inferioridad del hombre"
Las palabras son las que permiten manejar al hombre a su antojo a aquel que cuente con el  don de la oratoria, a aquel que sepa decir que después de la tormenta llega la calma, cuando dicha tormenta aun no ha pasado,y a aquel que con solo decir "sí" ya gobierna al resto.

domingo, 22 de junio de 2014

Una nariz, Manuel Bretón de los Herreros

Manuel Bretón de los Herreros nació en Quel, La Rioja, el 19 de diciembre de 1796 y murió en Madrid, el 8 de noviembre de 1873, Manuel Bretón destacadó como dramaturgo, poeta y periodista español. Este perdió un ojo en su viaje a España, durante un duelo que se libró en Jerez de la Frontera, por el cual compuso una quintilla. Tuvo una gran enemistad con Larra, que fue fruto de una dura crítica realizada por Manuel Bretón sobre el trabajo dramaturgo realizado por Larra, y este último le contestó con dos de sus obras: Me voy de Madrid (1835) y La redacción de un periódico (1836).

A continuación nos dispondremos a comentar el cuento de Una nariz, de Manuel Bretón, es un relato humorístico que fue publicado por la prensa romántica. Este cuento, que es una anécdota de carnaval, comienza en una fiesta en la que un poeta ofrece bellas palabras a una dama para embelesarla y así conseguir que esta se destape la cara, la cual lleva cubierta con una máscara:

—Pero sin ver al menos el rostro cuyas perfecciones he de
ensalzar, sin conocer el dulce objeto de mis inspiraciones...
—¿Eso dice un poeta? A vosotros que vivís siempre en las
ilimitadas regiones de lo ideal, ¿qué falta os hace la presencia
de los objetos de vuestro culto? Yo, por mi parte, no fío tanto de
mi cara, ni me parece tan estéril tu imaginación que me aventure
a descubrirme.

La serrana se resiste desde el comienzo del diálogo a mostrar su rostro, no obstante ante la persistencia del poeta esta accede, con la condición de que sea él mismo quien lo haga, para así recibir un castigo por su impaciencia:

—Basta, bien. ¡Tú lo quieres! Me vas a ver sin máscara. ¡Que
hayamos de ser tan débiles las mujeres!... Pero a lo menos no
sean mis manos las que abran la caja de Pandora. Recibe por las
tuyas el castigo de tu loca impaciencia.
—¿Eso más? ¡Oh, gloria! ¡Oh, ventura! ¡Envidiadme mortales!
¡Dadme la lira, oh, musas! En este momento soy Píndaro,
soy Tuteo...
—En este momento eres un insensato...




Como podemos observar, esta sabiendo lo que se escondía debajo le advierte de que no es buena idea verle es rostro, pues debajo se va a encontrar una nariz algo peculiar, sin embargo, lo que el poeta desconoce, que esa nariz no es real, sino otra máscara, pero para cuando este lo descubre ella se marcha del brazo de otro asistente de la fiesta:

—¡Cómo!... ¿Qué dice usted?... Pues...
En esto, echó una mano a su nariz y... ¡se la arrancó!
¡Pecador de mí! Era postiza, era de cartón y quedó descubierta
la suya verdadera, no menos agraciada y perfecta que las
demás facciones de su cara.
¿Cómo pintar mi vergüenza, mi desespero, al ver tan preciosa
criatura y al recordar la ligereza, la indiscreción, la iniquidad
de mi conducta? Iba a pedirle mil perdones, a llorar mi
error, a besar postrado el polvo de sus pies, pero la cruel dio el
brazo a su pareja, me desconcertó con una mirada severa y desapareció
diciéndome fríamente: beso a usted la mano. 

Cabe destacar la enorme labor de Manuel Bretón en la realización de este diálogo y lo satisfecho que debió sentirse con el, pues fue incluido en varias ediciones de obras suyas e incluso en una de sus comedias.

El casarse pronto y mal

Mariano José de Larra y Sánchez de Castro (Madrid, 24 de marzo de 1809 – Madrid, 113 de febrero de 1837) fue un escritor, periodista y político español. Junto a Espronceda y Bécquer es uno de los considerados mejores literatos del Romanticismo.

El propósito de Larra con sus escritos es hacer llegar al público las actitudes y las costumbres que toman la sociedad, con la esperanza de poder cambiar esa situación. Periodista, crítico satírico y literario, escritor costumbrista, El casarse pronto y mal, es un artículo de la edición de El Pobrecito Hablador. Revista Satírica de Costumbre.

El casarse pronto y mal, narra la vida de la hermana de Larra, criada en la religión, a edad suficiente se fuga de España en dirección a Francia, allí tiene a un hijo, llamado Augusto; a la muerte del padre del muchacho, regresan a España. La hermana del autor queda sorprendida por el atraso que hay en España.

Augusto se enamora de una muchacha llamada Elena, pero la familia por parte de ella no acepta la relación que mantienen, ya que él no tiene medios para mantener a su hija. Con la ayuda de un muchacho, amigo de Elena, consiguen casarse Augusto y Elena, pero a pesar de su amor comienza los insultos. Pasa el tiempo y va a peor, comparten tres hijos. Un día de regreso a casa, Augusto se la encuentra vacía, su mujer no estaba, preocupado fue en busca de la policía, le comunicaron que la vio junto a un muchacho rumbo a Cádiz. Cuando Augusto llegó fue a su búsqueda, llegó a la casa donde se alojaban, cuando el muchacho abrió la puerta Augusto lo disparó, muerte en el acto, supo que era aquel muchacho, amigo de Elena, que ayudo para que se casaran, Augusto fue detrás de su mujer adúltera, pero esta se lanzó al vacío. Finalmente termina con la carta que Augusto dirigiéndose a su madre, aconsejándola que de tener otro hijo lo educase estrictamente y le diese una religión, acabó con su vida tras sus últimas palabras.

Larra pertenece al Romanticismo, emplea el suicidio como forma de huir del mundo y como fin de su vida, puesto que no le queda nada por lo que seguir luchando. Así mismo acaba con su vida, consternado y frustrado por no poder cumplir con su deseo de cambiar el mundo.

Me gustaría terminar diciendo unas palabras en relación al artículo Un reo de muerte, pero que se relaciona con la vida del autor: <<La sociedad nos corrompe. Al nacer todos somos buenos pero la sociedad nos vuelve malos>>. 

Defensa de las mujeres, título revelador

El benedictiano español, Benito Jerónimo Feijoo, defendía el papel de la mujer. Sus ideas sobre las mujeres las plasma en su ensayo <<Defensa de las mujeres>>. Este discurso trata un tema tan actual como la libertad de la mujer. <<Los discursos contra las mujeres son de hombres superficiales. Ven que por lo común no saben sino aquellos oficios caseros, a que están destinadas; y de aquí infieren (aún sin saber que lo infieren de aquí, pues no hacen sobre ello algún acto reflejo) que no son capaces de otra cosa. El más corto Lógico sabe, que de la carencia del acto a la carencia de la potencia no vale ilación; y así, de que las mujeres no sepan más, no se infiere que no tengan talento para más. 
63. Nadie sabe más que aquella facultad que estudia, sin que de aquí se puede colegir, sino bárbaramente, que la habilidad no se extiende a más que la aplicación>>. 
Feijoo hace una crítica del argumento machista, de que las mujeres no sirven para algo más que no sea limpiar o recoger la casa.
Añade en otro punto del ensayo: <<Es notoriedad de hecho que hubo mujeres que supieron gobernar y ordenador comunidades religiosas; y aun mujeres que supieron gobernar y ordenar repúblicas enteras>>. Comentario que personalmente me sorprende viniendo de un católico del siglo XVIII, teniendo en cuenta que en pleno siglo XXI, los sacerdotes aún tiran la labor de las mujeres por tierra y no sienten vergüenza al decirlo.
Feijoo condena a los hombres que se sienten superiores a las mujeres y que creen que el intelecto masculino es mucho más alto que el femenino, cuando se puede observar que no es así mediante la historia.
Comparando este hecho con el siglo en que vivimos, XXI, podría comentar que aún tenemos una sociedad en la que los hombres se creen superiores a las mujeres, pero también  hay una parte de la sociedad femenina que piensa que es superior a la masculina. Por lo tanto, y desde un punto de vista objetivo, el paso que se había avanzado queda anulado cuando en vez de los hombres, ahora son las mujeres las que piensan que son superiores a ellos.
¿Quién será la persona que salga en defensa de los hombres en este nuevo siglo?
¿Están algunas féminas en lo correcto al pensar que en una sociedad podemos tratarnos como inferiores o superiores?
Lo que está claro es que nunca vamos a estar de acuerdo en quien puede desempeñar un cargo o realizar una tarea si tenemos una visión de desigualdad entre nosotros mismos.

Cartas eruditas y curiosas, Feijoo


El género más utilizado para hacer una crítica social era el ensayo, a su vez, estaba vinculado con el afán didáctico de la época. De estructura libre y lenguaje moderno donde divulgaba reflexiones sobre la decadencia nacional, la eduación o situaciones sociales.
Podemos observar dos tipos de ensayo; uno didáctvo y enciclopédico, donde se exponen problemas sociales, religiosos o políticos; y otro, humanístico y pedagógico, donde se habla sobre economía, sociología y Derecho.
En la literatura española nos encontramos con las tres figuras representantes del ensayo, José Cadalso, con las Cartas Marruecas donde hace una crítica de las costumbres españolas a través de una serie de cartas que se envían un español, Nuño Nuñez, y dos marroquíes, Gazel y Ben Beley; Melchor Gaspar de Jovellanos, quien a parte de ensayos y epístolas, escribió algún poema de tipo amoroso como el Soneto de A Enarda; y por último, Benito Jerónimo Feijoo, a quien le interesa todo lo referente a lo educativo. Sus colecciones de ensayos, el Teatro Crítico Universal y las Cartas eurditas y curiosas van dirigidas a remover las entrañas de un país al que había que cambiarle la mentalidad. Está considerado como una de las personas con mayor influencia en la cultura española.
Centrando este estudio en las Cartas eruditas y curiosas pasaré a analizar la estructura y los motivos claves de estas.
Mediante 163 cartas el Teatro crítico universal, analiza gran cantidad de ciencias como son la Física, las Matemáticas, la Historia Natural, la Medicina, la Astronomía, la Geografía, la Filosofía, la Economía, el Derecho Político, la Literatura o la Filología, así como también muestra creencias populares como las supersticiones y milagros, personajes históricos coetáneos, etcétera.
En estas cartas, Feijoo siempre mantiene un tono desmitificador de las creencias más irracionales. También se muestra favorable al método experimental o la reforma de los estudios y manifiesta un espíritu abierto a las innovaciones. Es un estilo alejado de la artificiosidad del barroco.
La temática que encontramos en las Cartas eruditas y curiosas se pueden dividir en volúmenes:
En el primer volumen, del año 1742 y con 45 cartas, los temas son muy variados: de la Física a la Medicina, pasando por supersticiones y milagros. Además de las propiedades del chocolate o del tabaco.
En el segundo volumen, del año 1742 y con 28 cartas, encontramos la reforma contra los abusos, otros mundos y temas como la teología moral y los falsos milagros.
En el tercer volumen, del año 1750 y con 32 cartas, Feijoo analiza temas tan diversos como el exterminio de ladrones, el sistema de Copérnico, los juegos de naipes o los exorcismos.
En el cuarto volumen, del años 1753 y 26 cartas, estudia el sistema de Newton y la Masonería.
En el quinto y último volumen, que se data en 1760 y que consta de 30 cartas, el Padre Feijoo toca temas tan dispares como la medicina entre chinos, los terremotos, la conveniencia de aprender lenguas modernas en perjuicio de las lenguas clásicas.

Luchar por ser escuchado

Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (Pazo de Casdemiro, Pereiro de Aguiar, provincia de Orense 8 de octubre de 1676 – Oviedo, 26 de septiembre de 1764) fue un ensayista y polígrafo español.

El ensayo se caracteriza por ser: breve, tiene carácter sugeridor, es personal (subjetivo), dialogal, carece de estructura, variedad temática, calidad estética e incluye ejemplos o anécdotas.

Voy a tratar dos textos de Feijoo vistos en clase, perteneciente a su obra Teatro crítico universal o Discursos varios de todo género de materias para desengaño de errores comunes (1726-1740): Voz del pueblo y defensa de las mujeres.

Esta obra es una colección de ensayos de diversas materias: filología, física, matemática, ciencia naturales, economía, política, medicina…, la mejor obra que da la entrada a la Ilustración en los primeros años del siglo XVIII.  Me voy a centrar en los siguientes textos:

En el primer texto, Voz del pueblo, el propio autor reclama la opinión pública, pero para opinar previamente hay que conocer, <<en cada materia no conocen más que la parte superficial>>, ya que no todos pueden alcanzar la verdad, afectaría a materia de fe, dogma y demostraciones de no ser así, pero el que conoce también se puede confundir, todo depende de donde se mira. Virtud y vicio no son compatibles, enfrentamiento entre lo bueno y la malo; el pueblo no se equivoca mientras se asiente en materia de fe y católica, habla de que la voz del pueblo es la de Dios, se demuestra que no es así, sino que Dios es el representante del pueblo y cuando se asume la voz del pueblo habla por Dios.

Mientras que en el segundo texto, Defensa de las mujeres, como ya comenté en entradas anteriores, la mujer no tenía un papel fundamental en la sociedad del siglo XVIII, están encerradas en sus casas sin salir a la calle, a partir de entonces asumirán su papel en la sociedad, comienza a formarse con los conocimientos en diferentes materias. Contexto de la polémica feminista, cuestión de la igualdad de sexos centrada en el aspecto del entendimiento. Las mujeres tienen almas y son capaces de conocer, se produce la petición para incluirse en Sociedad Económica de Amigos del País, pero no había muchas demandas por parte de las mujeres, Feijoo apoya el talento de las mujeres para instruirse como Jovellano, pero había otros en contra. Las mujeres tienen influencias en sus maridos, las mujeres serían capaces de intercambiar información con sus maridos. El texto forma parte de la genealogía del feminismo, considera imprescindible conocer e incluir en la cronología del feminismo. 

En cuanto a la estética de Feijoo, la coherencia lingüística de los textos es absoluta, todos los párrafos tienen una conjunción, que permite la relación intratextual en el discurso. Su función es transmitir un mensaje y sabe cómo debe hacerlo, lo ofrece en el lenguaje para lograr objetividad del texto.

Fuentes de información para conocer más:

El cuento del Romanticismo

El cuento literario que más se cultiva en el siglo XVIII se identifica con la novela corta de estirpe cervantina que sigue reeditándose en esta centuria y pasa a difundirse en la prensa periódica. Borja Rodríguez señala que el desarrollo de la prensa en la primera mitad del siglo XIX es tan importante que en Madrid hay más de cien periódicos en 1850, lo que permitió que el cuento que antes se insertaba entre un montón de noticias, informaciones sobre consumo, versos de toda índole y opiniones en torno a la política del momento, tenga ahora un protagonismo en revistas como el Museo de las Familias, en la que los cuentos ocupan la mayor parte de su contenido. A partir de ahí, se suman un número creciente de periódicos locales.
El cuento del Romanticismo da cabida a temas históricos-legendarios, de amor, fantásticos, de aventuras, trágicos, costumbristas, morales, religiosos, e incluso de tema popular, puesto que opta por escenas medievales pero no renuncia a dar cuenta del mundo moderno, ya sea de forma seria o humorística.
Las innovaciones, según Borja Rodríguez, suelen consistir en introducir en la narración recursos y formas procedentes del teatro, pues resulta ampliamente mayoritario el narrador en tercera persona, omnisciente, quien en muchas ocasiones interviene en la acción para resumir los orígenes de los personajes, introducirse en su mente y transmitir al lector los pensamientos más íntimos. Es muy frecuente el narrador que hace juicios de valor y da opiniones. Sin embargo, también es frecuente el narrador prototípico del costumbrismo, que se presenta a sí mismo como de edad avanzada y se dirige al lector para indicarle lo sustancial y llamar la atención sobre las enseñanzas morales de lo que cuenta. Tampoco es innovador el tratamiento temporal. La mayor parte de las veces la narración se hace mediante una sucesión cronológica de escenas, que se fijan en los puntos fundamentales de la acción, con mayor tensión y carga dramática.
A continuación, y tratando el tema del amor pasaré a comentar uno de los cuentos de lectura obligatoria que está en la Antología del cuento romántico, comparándolo con una obra clásica del dramaturgo, poeta y actor inglés, William Shakespeare, considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal.
La peña de los enamorados, por Mariano Roca de Togores, Marqués de Molins, es una historia de amor entre dos jóvenes que no pueden estar juntos por cuestiones sociales, ya que él era cristiano y ella una princesa mora. Al escapar juntos, los protagonistas se paran a descansar a la sombra de un peñasco, donde los alcalzan los soldados del padre de la protagonista. Para evitar que los soldados cazaran a Fadrique, Zulema trepa junto con su amado por la montaña, desde la cual se tiraron juntos al vacío para estar unidos por siempre.
Este cuento del Romanticismo se podría comparar con la trágica historia de amor de Romeo y Julieta, William Shakespeare, en la que dos jóvenes se enamoran a pesar de la rivalidad existente entre sus familiares. Deciden casarse de forma clandestina y vivir juntos, al igual que quieren hacer Zulema y Fadrique cuando ella le dice a él: <<Dime: ¿falta mucho para tu tierra? Allí seré esposa tuya, ¿no es verdad?>>; Romeo y Julieta al no poder estar juntos y compartiendo la vida el uno con el otro también se suicidan, como en el momento en que la princesa mora dice: <<¡Si tú mueres, muramos juntos, morir gozando!>> antes de precipitarse al vacío.
Observamos que en las dos obras el tema principal es el amor prohibido, aunque siempre triunfa el amor de forma trágica.

sábado, 21 de junio de 2014

La Regenta de Leopoldo Alas, Clarín

Leopoldo García-Alas y Ureña «Clarín» nació en Zamora, el 25 de abril de 1852 y murió en Oviedo, el 13 de junio de 1901. A los siete años entró a estudiar en el colegio de los jesuitas ubicado en la ciudad de León en el edificio de San Marcos, posiblemente durante esta etapa estudiantil Leopoldo engendró el sentimentalismo religioso y el principio de gran disciplina moral que fueron la base de su carácter. Durante su estancia en Guimarán aprenderá directamente de la Naturaleza y de los libros que encuentra en la vieja Biblioteca familiar, con lo que entra en contacto por primera vez con dos autores que serán sus maestros: Cervantes y Fray Luis de León.

Clarín escribía artículos para los periódicos El Globo, La Ilustración y Madrid Cómico, también envía a los periódicos de El Imparcial y Madrid Cómico sus «Paliques» satíricos y mordaces que le proporcionarán algunos enemigos adicionales.

A la edad de 31 años Clarín escribe su obra maestra, La Regenta, pero la segunda parte no fue publicada hasta 1885.  A finales de junio de 1891 sale a la luz la segunda novela de Clarín, Su único hijo.

La Regenta fue escrita como artículos sueltos, que según iba escribiendo iba mandando al editor. Como bien se puede apreciar, el naturalismo y el realismo son los componentes que aparecen en esta obra, la cual hace cumbre en el siglo XIX.

Respecto a su novela La Regenta, nos dispondremos a analizar un fragmento, perteneciente al capítulo XXVI, en este fragmento se habla del sacrificio que va a realizar Ana Ozores, la cual pretende salir descalza en una procesión, en la del Viernes Santo, que representa el entierro de Cristo, esta promesa la desea cumplir por su esposo Víctor Quintanar, para conservar el honor, no obstante, Ana no es consciente en el momento en el que anuncia su promesa de que eso supondría que toda Vetusta la criticaría, y ella y sobre todo su marido quedarían en ridículo:

Ana pensaba también en su Quintanar. Todo aquello era por él, cierto; era preciso agarrarse a la piedad para conservar el honor, pero ¿no había otra manera de ser piadosa? ¿No había sido un arrebato de locura aquella promesa? ¿No iba a estar en ridículo aquel marido que tenía que ver a su esposa descalzada vestida de morado, pisando el lodo de todas las calles de la Encimada, "dándose en éspectáculo" a la malicia, a la envidia, a todos los pecados capitales, que contemplarían desde aceras y balcones aquel "cuadro vivo" que ella iba a representar?

Así pues, el mismo día de la procesión Ana se cuestiona si su decisión fue acertada o errónea, ya que no mucha gente está de acuerdo, y ni ella misma se siente segura de ello, no obstante, intenta consolarse con el recuerdo de una mujer que salió en procesión también descalza en Zamora, que fue el causante de que Ana prometiese procesar descalza.

También aparecen otros personajes como el Magistral, Fermín de Plas, la Marquesa, Obdulia y Petronila entre otros, este último personaje es el encargado de preparar el traje y los demás pormenores de la promesa realizada por Ana Ozores.

Para finalizar, debemos destacar los temas presentes en esta obra, como lo son el adulterio, la educación, la política, la familia y la religión, no obstante, en este fragmento solo nos encontramos con este último, que es reconocible en los actos de fe que quiere realizar Ana para demostrar su adhesión a el Magistral.

La Regenta, XXVI

A continuación, analizaré el capítulo XXVI de La Regenta. El fragmento a comentar es el siguiente: <<El jueves Santo llegó con una noticia que había de hacer época en los anales de Vetusta, anales que por cierto escribía con gran cachaza un profesor del Instituto, autor también de unos comentarios acerca de la jota Aragonesa. 
En casa de Vergallana la tal noticia estalló como una bomba>>, hasta: <<Una hora antes de obscurecer salió la procesión del Entierro de la Iglesia de San Isidro>>.
Este fragmento de texto de La Regenta (1884-85) se encuadra dentro del capítulo veintiséis, es decir, que está incluido en la segunda parte de la novela. Comienza con la conversación de las mujeres que reflejan el pensamiento de la sociedad vetustense, en la que se hace una crítica a todo lo que se aleje de su visión general e indiscutible. Ana le promete al Magistral que saldrá descalza como penitente en la procesión de Semana Santa. Este es el acto que desencadena los comentarios en la reunión de mujeres, en los que la Marquesa dice que ese acto no es la manera de demostrar la devoción, ni la forma de sentir qué es la religión, tachándola de loca, lo que más tarde volverá a hacer Víctor: La marquesa no acababa de santiguarse. <<Aquello no era piedad, no era religión; era locura, simplemente locura. La devoción racional, ilustrada, de buen tono, era aquella otra, pedir para el Hospital a las corporaciones y particulares a las puertas del templo, regalar estandartes bordados a la parroquia; ¡pero vestirse de mamarracho y darse en espectáculo!...>> Para la Marquesa un acto religioso será realizar donaciones y no vestirse de nazareno e ir descalza.
Obdulia se preocupa más por la apariencia que por lo que pueda llegar a significar para Ana el castigo penitenciario: <<¿Y el traje? ¿Cómo es el traje? ¿Sabe usted...? (...) ¿Marrón foncé?-objetó Obdulia-...no dice bien... oro sería mejor>>.
Entran en escena Vegallana consolando a Quintanar, que venía desconsolado, vuelve a insistir en que su mujer está loca. Con la acción de Ana, el Magistral muestra a sus enemigos que no ha perdido autoridad sobre la protagonista.
En definitiva, en la novela y en este fragmento están representados todos los personajes de una sociedad española del siglo XIX: el obispo, marqueses, burgueses... La Regenta ofrece una visión de los conflictos sociales y personales que se desarrollaron, por ejemplo, en la sociedad, sometida a la crítica. Domina la envidia y la superficialidad, como hemos visto con la Marquesa y Obdulia.
Clarín intenta obtener el mayor grado de objetividad posible a la hora de narrar y para ello emplea el narrador omnisciente, abunda el diálogo, donde claramente son los personajes quienes opinan directamente. Usa la técnica empleada en el naturalismo del estilo indirecto libre, por medio del cual, el autor se mete dentro de la mente del personaje para narrar lo que observa y piensa representándolo en tercera persona, como si fuese un narrador omnisciente.
Usa un lenguaje coloquial que usa para acercarse al lector -mamarrachos, calzonazos...-, característico del Realismo; al igual que la descripción realista espacio-temporal que hace -<<El jueves Santo; El Viernes Santo amaneció plomizo>>-.

Leopoldo Alas Clarín


Leopoldo Alas Clarín nació en Zamora, aunque se trasladó a vivir a Oviedo. Estudió Economía y llegó a ser catedrático en la Universidad de Oviedo. Practicó desde joven el periodismo en artículos que firmaba como Clarín, apelativo con el que hoy se le conoce como escritor. Como articulista fue temido. Sufrió varias crisis personales que le condujeron a perder la fe y a convertirse en un anticlerical. Tuvo ideas republicanas pero pronto se desengañó de la política. 

En literatura dominó el cuento o relato breve, destacan relatos como Pipa (1879) y Adiós, Cordera; entre sus colecciones de cuentos destaca entre otras Cuentos morales (1896). Sin duda, las obras más famosas son La Regenta (1885) y Su único hijo (1895). La primera obra es una novela de técnica naturalista en la que describe el ambiente de enfrentamiento ideológico y político que en esa época vivía la sociedad española. Esta obra junto con Fortunata y Jacinta, de Galdós, está considerada la mejor del siglo XIX en España.
La Regenta está considerada la obra cumbre del Realismo español. Representa todas las características temáticas y estilos propias del Realismo-Naturalismo.
El Naturalismo se da en la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con la Primera República. Isabel II fue expulsada de una España que estaba en manos de los burgueses hasta que apareció el movimiento obrero. Filosóficamente está marcado por el positivismo, no se admite la metafísica. Este movimiento (1880), está enmarcado por Zola, la evolución del hombre mediante el producto de la naturaleza y del medio ambiente. Hay un compromiso del artista con la sociedad quien debe ir con libreta en mano para tomar nota de la realidad, debe hacer pruebas y enseñar a los personajes mientras los pone en situaciones extremas. Tiene la finalidad de que la sociedad pueda mejorar el comportamiento humano, hacer una reflexión. En ningún momento tiene carácter moralista, puesto que sería una ofensa para los naturalistas.
En el Realismo se observan cambios de tipos sociales. En la literatura como en la ciencia se debe empezar por la experimentación y la naturaleza. Es un movimiento comprometido socialmente, pretende convencer al lector con las ideas que defiende, aunque si se defiende explicitamente sería una tesis.
La obra de Clarín, La Regenta, se divide en dos partes de quince capítulos cada una; la primera parte comprende los actos que suceden en tres días, mientras que la segunda parte comprende lo sucedido durante tres años.
Los escenarios principales de la novela son la ciudad en la que transcurre la historia, Vetusta, el casino de la ciudad, donde se encontraban los burgueses, el Palacio de Vegallana, la catedral y la casa de Ana Ozores.
El mundo antiguo está marcado en La Regenta. Un lugar sin cambios. Un lugar en el que al marido solo le interesa la caza, la belleza de Ana, quien rechaza el mundo materialista en busca de una satisfacción espiritual.
Los personajes que aparecen en la novela son Ana Ozores, joven de clase media que al quedar huérfana, siguiendo los consejos de sus tías, se casa con un señor mayor que ella, Fermín de Pas, el Magistral, se enamora de la protagonista. Álvaro Mesía, el Don Juan de Vetusta y enemigo del Magistral. Don Víctor Quintanar, el marido de Ana, Frígilis el amigo y compañero de caza de Víctor, Doña Paula la madre del Magistral, El Marqués Paco Vegallana, un aristócrata liberal y, Petra, la doncella de Ana. 

El estudiante de Salamanca

José de Espronceda fue un célebre escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más representativo poeta del primer Romanticismo español.
Este autor participó en las oleadas revolucionarias de 1830 en París junto con unos antiguos amigos suyos. Poco después Teresa, de la que se había enamorado cuando se trasladó a Portugal, se casaría por orden de su padre con un comerciante llamado Guillermo del Amo. Con ella regresó a España, junto con otros liberales, en 1833. En 1838 Teresa se apartó de Espronceda y murió poco después. Posiblemente este hecho influyera en los temas de amor y de tragedia que aparecen en su poema narrativo El estudiante de Salamanca.

El estudiante de Salamanca es una poema escrito por José de Espronceda, el cual fue publicado en 1840, no obstante su autor fue dando a conocer algunas partes de este antes de publicarlo definitivamente para sus lectores. En esta obra está presente la temática y los personajes representativos de la obra de José Zorrilla, Don Juan Tenorio

En la primera parte de este poema nos encontramos con una descripción del estudiante de salamanca que hace se completamente visible la similitud de estas dos obras:

Segundo don Juan Tenorio,
alma fiera e insolente,
irreligioso y valiente,
altanero y reñidor:
Siempre el insulto en los ojos,
en los labios la ironía,
nada teme y toda fía
de su espada y su valor.

En la segunda parte de El estudiante de Salamanca Elvira comienza a quejarse del amor, ello es debido a que después de entregarse a Don Félix este la abandona, finalmente ella muere a consecuencia del desamor:

¿Qué me valen la gracia y la belleza,
y amar como jamás amó ninguna,
si la pasión que el alma me devora,
la desconoce aquel que me enamora?
Lágrimas interrumpen su lamento,
inclinan sobre el pecho su semblante,
y de ella en derredor susurra el viento
sus últimas palabras, sollozante.

En la parte tercera nos encontramos ante la venganza por la muerte de Elvira de su hermano Don Diego , el cual que irrumpe en una partida de cartas, en la que Don Félix estaba apostando con el dinero obtenido en la venta de objetos pertenecientes a la yaciente Elvira:

D. DIEGO: (Desembozándose con ira.)
        Don Félix, ¿no conocéis
        a don Diego de Pastrana?
D. FÉLIX: A vos no, mas sí a una hermana
        que imagino que tenéis.
D. DIEGO: ¿Y no sabéis que murió?
D. FÉLIX:         Téngala Dios en su gloria.
D. DIEGO: Pienso que sabéis su historia,
        y quién fue quien la mató.
D. FÉLIX:         (Con sarcasmo.)
        ¡Quizá alguna calentura!
D. DIEGO: ¡Mentís vos!

Y finalmente la cuarta parte se abre con el duelo entre Don Félix y Don Diego, el cual acaba con la muerte de este último. Después de este hecho, Don Félix se encuentra con una dama cubierta con un velo que lo conducirá hasta su muerte:

Jamás vencido el ánimo,
su cuerpo ya rendido,
sintió desfallecido
faltarle, Montemar;
y a par que más su espíritu .
desmiente su miseria
la flaca, vil materia
comienza a desmayar.

Así pues, es posible afirmar la gran influencia, palpable a lo largo de cada escena, de Don Juan Tenorio, sin olvidar claro está, de la influencia de esta última obra, que se embebe de El burlador de Sevilla

viernes, 20 de junio de 2014

El estudiante de Salamanca II

El estudiante de Salamanca es un poema narrativo de José de Esproceda. La versión completa se publicó en 1840, aunque el autor dio a conocer algunas partes de la obra en 1837.
En esta entrada, me centraré en la tercera y cuarta parte de la obra de José de Espronceda, El estudiante de Salamanca, volviendo a hacer el recorrido de las características que se observan en Don Juan Tenorio de Zorrilla y esta obra a comentar.
Como ya hemos visto anteriormente, el poema de Esproceda recoge algunos tópicos del Romanticismo, el amor imposible, la irreligiosidad del protagonista, la muerte o la visión del entierro.
El poema comienza con la descripción de Salamanca, de Don Félix y de Doña Elvira y continúa con la muerte de Doña Elvira.
La tercera parte del poema comienza con un cuadro dramático, y una cita de Moreto, San Francisco de Sena:
<<Sangento. ¿Tenéis más que parar?
Franco. Para los ojos.
..........................................................
Los ojos sí, los ojos: que descreo
del que los hizo para tal empleo.
Vemos una partida de cartas entre seis jugadores: En derredor de una mesa/ hasta seis hombres están,/ fija la vista en los naipes,/ mientras juegan al parar>>.
En las escenas I y II vemos a un Don Félix que apuesta y pierde hasta el retrato de Doña Elvira. En la escena III entra en acción Don Diego, el hermano de la protagonista, quien reta a Félix de Montemar a duelo para vengar a su hermana.
El autor inicia la cuarta y última parte de la obra con el duelo entre Don Félix y Don Diego, quien muere a manos del protagonista. Félix vuelve a pasear por las calles de Salamanca que recuerdan a la primera parte del poema, y donde encuentra el espectro de una mujer cubierto con un velo a la que intentará conquistar, como buen Don Juan. Comienza preguntándole quién es y acabará siguiéndola mientras le dice que él nunca persigue a una mujer. Simbólicamente el paseo es el que le conduce hasta la muerte, poco a poco el personaje observa como todo cambia a su alrededor. Llega al cementerio donde asistirá a su propio entierro. El protagonista no cambia de actitud hasta el final, sigue en su actitud arrogante, e incluso, se cree por encima de Dios y del diablo, al que prefiere enfrentarse antes que a Dios. Sigue caminando hasta llegar a un lugar donde no hay cielo ni estrellas, y lo que podría ser el Purgatorio. Traspasa el palacio y un torbellino los lleva hasta la tumba de Elvira, quien llora al llegar a sobre su tumba, en ese momento, Félix comprueba que el retrato que tiene de Doña Elvira también llora.
Un coro de espectros rodean al protagonista cantando felices que la esposa ha encontrado al esposo:
<<¡Es su esposo!, los ecos retumbaron.
¡La esposa al fin que su consorte halló!
Los espectros con jubilo gritaron:
¡¡Es el esposo de su eterno amor!!>>
Don Félix sigue con su actitud prepotente, llegando a burlarse de Don Diego cuando aparece para comunicarle que debe casarse con Elvira. El espectro femenino alarga la mano para tomar la del hombre que siente miedo al notar el frío y le quita el velo. Con más horror descubre que la persona que le ha acompañado durante todo el camino es un esqueleto, y aún queriendo huir, la mujer lo besa. Don Félix muere en ese instante.