domingo, 22 de junio de 2014

Una nariz, Manuel Bretón de los Herreros

Manuel Bretón de los Herreros nació en Quel, La Rioja, el 19 de diciembre de 1796 y murió en Madrid, el 8 de noviembre de 1873, Manuel Bretón destacadó como dramaturgo, poeta y periodista español. Este perdió un ojo en su viaje a España, durante un duelo que se libró en Jerez de la Frontera, por el cual compuso una quintilla. Tuvo una gran enemistad con Larra, que fue fruto de una dura crítica realizada por Manuel Bretón sobre el trabajo dramaturgo realizado por Larra, y este último le contestó con dos de sus obras: Me voy de Madrid (1835) y La redacción de un periódico (1836).

A continuación nos dispondremos a comentar el cuento de Una nariz, de Manuel Bretón, es un relato humorístico que fue publicado por la prensa romántica. Este cuento, que es una anécdota de carnaval, comienza en una fiesta en la que un poeta ofrece bellas palabras a una dama para embelesarla y así conseguir que esta se destape la cara, la cual lleva cubierta con una máscara:

—Pero sin ver al menos el rostro cuyas perfecciones he de
ensalzar, sin conocer el dulce objeto de mis inspiraciones...
—¿Eso dice un poeta? A vosotros que vivís siempre en las
ilimitadas regiones de lo ideal, ¿qué falta os hace la presencia
de los objetos de vuestro culto? Yo, por mi parte, no fío tanto de
mi cara, ni me parece tan estéril tu imaginación que me aventure
a descubrirme.

La serrana se resiste desde el comienzo del diálogo a mostrar su rostro, no obstante ante la persistencia del poeta esta accede, con la condición de que sea él mismo quien lo haga, para así recibir un castigo por su impaciencia:

—Basta, bien. ¡Tú lo quieres! Me vas a ver sin máscara. ¡Que
hayamos de ser tan débiles las mujeres!... Pero a lo menos no
sean mis manos las que abran la caja de Pandora. Recibe por las
tuyas el castigo de tu loca impaciencia.
—¿Eso más? ¡Oh, gloria! ¡Oh, ventura! ¡Envidiadme mortales!
¡Dadme la lira, oh, musas! En este momento soy Píndaro,
soy Tuteo...
—En este momento eres un insensato...




Como podemos observar, esta sabiendo lo que se escondía debajo le advierte de que no es buena idea verle es rostro, pues debajo se va a encontrar una nariz algo peculiar, sin embargo, lo que el poeta desconoce, que esa nariz no es real, sino otra máscara, pero para cuando este lo descubre ella se marcha del brazo de otro asistente de la fiesta:

—¡Cómo!... ¿Qué dice usted?... Pues...
En esto, echó una mano a su nariz y... ¡se la arrancó!
¡Pecador de mí! Era postiza, era de cartón y quedó descubierta
la suya verdadera, no menos agraciada y perfecta que las
demás facciones de su cara.
¿Cómo pintar mi vergüenza, mi desespero, al ver tan preciosa
criatura y al recordar la ligereza, la indiscreción, la iniquidad
de mi conducta? Iba a pedirle mil perdones, a llorar mi
error, a besar postrado el polvo de sus pies, pero la cruel dio el
brazo a su pareja, me desconcertó con una mirada severa y desapareció
diciéndome fríamente: beso a usted la mano. 

Cabe destacar la enorme labor de Manuel Bretón en la realización de este diálogo y lo satisfecho que debió sentirse con el, pues fue incluido en varias ediciones de obras suyas e incluso en una de sus comedias.

El casarse pronto y mal

Mariano José de Larra y Sánchez de Castro (Madrid, 24 de marzo de 1809 – Madrid, 113 de febrero de 1837) fue un escritor, periodista y político español. Junto a Espronceda y Bécquer es uno de los considerados mejores literatos del Romanticismo.

El propósito de Larra con sus escritos es hacer llegar al público las actitudes y las costumbres que toman la sociedad, con la esperanza de poder cambiar esa situación. Periodista, crítico satírico y literario, escritor costumbrista, El casarse pronto y mal, es un artículo de la edición de El Pobrecito Hablador. Revista Satírica de Costumbre.

El casarse pronto y mal, narra la vida de la hermana de Larra, criada en la religión, a edad suficiente se fuga de España en dirección a Francia, allí tiene a un hijo, llamado Augusto; a la muerte del padre del muchacho, regresan a España. La hermana del autor queda sorprendida por el atraso que hay en España.

Augusto se enamora de una muchacha llamada Elena, pero la familia por parte de ella no acepta la relación que mantienen, ya que él no tiene medios para mantener a su hija. Con la ayuda de un muchacho, amigo de Elena, consiguen casarse Augusto y Elena, pero a pesar de su amor comienza los insultos. Pasa el tiempo y va a peor, comparten tres hijos. Un día de regreso a casa, Augusto se la encuentra vacía, su mujer no estaba, preocupado fue en busca de la policía, le comunicaron que la vio junto a un muchacho rumbo a Cádiz. Cuando Augusto llegó fue a su búsqueda, llegó a la casa donde se alojaban, cuando el muchacho abrió la puerta Augusto lo disparó, muerte en el acto, supo que era aquel muchacho, amigo de Elena, que ayudo para que se casaran, Augusto fue detrás de su mujer adúltera, pero esta se lanzó al vacío. Finalmente termina con la carta que Augusto dirigiéndose a su madre, aconsejándola que de tener otro hijo lo educase estrictamente y le diese una religión, acabó con su vida tras sus últimas palabras.

Larra pertenece al Romanticismo, emplea el suicidio como forma de huir del mundo y como fin de su vida, puesto que no le queda nada por lo que seguir luchando. Así mismo acaba con su vida, consternado y frustrado por no poder cumplir con su deseo de cambiar el mundo.

Me gustaría terminar diciendo unas palabras en relación al artículo Un reo de muerte, pero que se relaciona con la vida del autor: <<La sociedad nos corrompe. Al nacer todos somos buenos pero la sociedad nos vuelve malos>>. 

Defensa de las mujeres, título revelador

El benedictiano español, Benito Jerónimo Feijoo, defendía el papel de la mujer. Sus ideas sobre las mujeres las plasma en su ensayo <<Defensa de las mujeres>>. Este discurso trata un tema tan actual como la libertad de la mujer. <<Los discursos contra las mujeres son de hombres superficiales. Ven que por lo común no saben sino aquellos oficios caseros, a que están destinadas; y de aquí infieren (aún sin saber que lo infieren de aquí, pues no hacen sobre ello algún acto reflejo) que no son capaces de otra cosa. El más corto Lógico sabe, que de la carencia del acto a la carencia de la potencia no vale ilación; y así, de que las mujeres no sepan más, no se infiere que no tengan talento para más. 
63. Nadie sabe más que aquella facultad que estudia, sin que de aquí se puede colegir, sino bárbaramente, que la habilidad no se extiende a más que la aplicación>>. 
Feijoo hace una crítica del argumento machista, de que las mujeres no sirven para algo más que no sea limpiar o recoger la casa.
Añade en otro punto del ensayo: <<Es notoriedad de hecho que hubo mujeres que supieron gobernar y ordenador comunidades religiosas; y aun mujeres que supieron gobernar y ordenar repúblicas enteras>>. Comentario que personalmente me sorprende viniendo de un católico del siglo XVIII, teniendo en cuenta que en pleno siglo XXI, los sacerdotes aún tiran la labor de las mujeres por tierra y no sienten vergüenza al decirlo.
Feijoo condena a los hombres que se sienten superiores a las mujeres y que creen que el intelecto masculino es mucho más alto que el femenino, cuando se puede observar que no es así mediante la historia.
Comparando este hecho con el siglo en que vivimos, XXI, podría comentar que aún tenemos una sociedad en la que los hombres se creen superiores a las mujeres, pero también  hay una parte de la sociedad femenina que piensa que es superior a la masculina. Por lo tanto, y desde un punto de vista objetivo, el paso que se había avanzado queda anulado cuando en vez de los hombres, ahora son las mujeres las que piensan que son superiores a ellos.
¿Quién será la persona que salga en defensa de los hombres en este nuevo siglo?
¿Están algunas féminas en lo correcto al pensar que en una sociedad podemos tratarnos como inferiores o superiores?
Lo que está claro es que nunca vamos a estar de acuerdo en quien puede desempeñar un cargo o realizar una tarea si tenemos una visión de desigualdad entre nosotros mismos.

Cartas eruditas y curiosas, Feijoo


El género más utilizado para hacer una crítica social era el ensayo, a su vez, estaba vinculado con el afán didáctico de la época. De estructura libre y lenguaje moderno donde divulgaba reflexiones sobre la decadencia nacional, la eduación o situaciones sociales.
Podemos observar dos tipos de ensayo; uno didáctvo y enciclopédico, donde se exponen problemas sociales, religiosos o políticos; y otro, humanístico y pedagógico, donde se habla sobre economía, sociología y Derecho.
En la literatura española nos encontramos con las tres figuras representantes del ensayo, José Cadalso, con las Cartas Marruecas donde hace una crítica de las costumbres españolas a través de una serie de cartas que se envían un español, Nuño Nuñez, y dos marroquíes, Gazel y Ben Beley; Melchor Gaspar de Jovellanos, quien a parte de ensayos y epístolas, escribió algún poema de tipo amoroso como el Soneto de A Enarda; y por último, Benito Jerónimo Feijoo, a quien le interesa todo lo referente a lo educativo. Sus colecciones de ensayos, el Teatro Crítico Universal y las Cartas eurditas y curiosas van dirigidas a remover las entrañas de un país al que había que cambiarle la mentalidad. Está considerado como una de las personas con mayor influencia en la cultura española.
Centrando este estudio en las Cartas eruditas y curiosas pasaré a analizar la estructura y los motivos claves de estas.
Mediante 163 cartas el Teatro crítico universal, analiza gran cantidad de ciencias como son la Física, las Matemáticas, la Historia Natural, la Medicina, la Astronomía, la Geografía, la Filosofía, la Economía, el Derecho Político, la Literatura o la Filología, así como también muestra creencias populares como las supersticiones y milagros, personajes históricos coetáneos, etcétera.
En estas cartas, Feijoo siempre mantiene un tono desmitificador de las creencias más irracionales. También se muestra favorable al método experimental o la reforma de los estudios y manifiesta un espíritu abierto a las innovaciones. Es un estilo alejado de la artificiosidad del barroco.
La temática que encontramos en las Cartas eruditas y curiosas se pueden dividir en volúmenes:
En el primer volumen, del año 1742 y con 45 cartas, los temas son muy variados: de la Física a la Medicina, pasando por supersticiones y milagros. Además de las propiedades del chocolate o del tabaco.
En el segundo volumen, del año 1742 y con 28 cartas, encontramos la reforma contra los abusos, otros mundos y temas como la teología moral y los falsos milagros.
En el tercer volumen, del año 1750 y con 32 cartas, Feijoo analiza temas tan diversos como el exterminio de ladrones, el sistema de Copérnico, los juegos de naipes o los exorcismos.
En el cuarto volumen, del años 1753 y 26 cartas, estudia el sistema de Newton y la Masonería.
En el quinto y último volumen, que se data en 1760 y que consta de 30 cartas, el Padre Feijoo toca temas tan dispares como la medicina entre chinos, los terremotos, la conveniencia de aprender lenguas modernas en perjuicio de las lenguas clásicas.

Luchar por ser escuchado

Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (Pazo de Casdemiro, Pereiro de Aguiar, provincia de Orense 8 de octubre de 1676 – Oviedo, 26 de septiembre de 1764) fue un ensayista y polígrafo español.

El ensayo se caracteriza por ser: breve, tiene carácter sugeridor, es personal (subjetivo), dialogal, carece de estructura, variedad temática, calidad estética e incluye ejemplos o anécdotas.

Voy a tratar dos textos de Feijoo vistos en clase, perteneciente a su obra Teatro crítico universal o Discursos varios de todo género de materias para desengaño de errores comunes (1726-1740): Voz del pueblo y defensa de las mujeres.

Esta obra es una colección de ensayos de diversas materias: filología, física, matemática, ciencia naturales, economía, política, medicina…, la mejor obra que da la entrada a la Ilustración en los primeros años del siglo XVIII.  Me voy a centrar en los siguientes textos:

En el primer texto, Voz del pueblo, el propio autor reclama la opinión pública, pero para opinar previamente hay que conocer, <<en cada materia no conocen más que la parte superficial>>, ya que no todos pueden alcanzar la verdad, afectaría a materia de fe, dogma y demostraciones de no ser así, pero el que conoce también se puede confundir, todo depende de donde se mira. Virtud y vicio no son compatibles, enfrentamiento entre lo bueno y la malo; el pueblo no se equivoca mientras se asiente en materia de fe y católica, habla de que la voz del pueblo es la de Dios, se demuestra que no es así, sino que Dios es el representante del pueblo y cuando se asume la voz del pueblo habla por Dios.

Mientras que en el segundo texto, Defensa de las mujeres, como ya comenté en entradas anteriores, la mujer no tenía un papel fundamental en la sociedad del siglo XVIII, están encerradas en sus casas sin salir a la calle, a partir de entonces asumirán su papel en la sociedad, comienza a formarse con los conocimientos en diferentes materias. Contexto de la polémica feminista, cuestión de la igualdad de sexos centrada en el aspecto del entendimiento. Las mujeres tienen almas y son capaces de conocer, se produce la petición para incluirse en Sociedad Económica de Amigos del País, pero no había muchas demandas por parte de las mujeres, Feijoo apoya el talento de las mujeres para instruirse como Jovellano, pero había otros en contra. Las mujeres tienen influencias en sus maridos, las mujeres serían capaces de intercambiar información con sus maridos. El texto forma parte de la genealogía del feminismo, considera imprescindible conocer e incluir en la cronología del feminismo. 

En cuanto a la estética de Feijoo, la coherencia lingüística de los textos es absoluta, todos los párrafos tienen una conjunción, que permite la relación intratextual en el discurso. Su función es transmitir un mensaje y sabe cómo debe hacerlo, lo ofrece en el lenguaje para lograr objetividad del texto.

Fuentes de información para conocer más:

El cuento del Romanticismo

El cuento literario que más se cultiva en el siglo XVIII se identifica con la novela corta de estirpe cervantina que sigue reeditándose en esta centuria y pasa a difundirse en la prensa periódica. Borja Rodríguez señala que el desarrollo de la prensa en la primera mitad del siglo XIX es tan importante que en Madrid hay más de cien periódicos en 1850, lo que permitió que el cuento que antes se insertaba entre un montón de noticias, informaciones sobre consumo, versos de toda índole y opiniones en torno a la política del momento, tenga ahora un protagonismo en revistas como el Museo de las Familias, en la que los cuentos ocupan la mayor parte de su contenido. A partir de ahí, se suman un número creciente de periódicos locales.
El cuento del Romanticismo da cabida a temas históricos-legendarios, de amor, fantásticos, de aventuras, trágicos, costumbristas, morales, religiosos, e incluso de tema popular, puesto que opta por escenas medievales pero no renuncia a dar cuenta del mundo moderno, ya sea de forma seria o humorística.
Las innovaciones, según Borja Rodríguez, suelen consistir en introducir en la narración recursos y formas procedentes del teatro, pues resulta ampliamente mayoritario el narrador en tercera persona, omnisciente, quien en muchas ocasiones interviene en la acción para resumir los orígenes de los personajes, introducirse en su mente y transmitir al lector los pensamientos más íntimos. Es muy frecuente el narrador que hace juicios de valor y da opiniones. Sin embargo, también es frecuente el narrador prototípico del costumbrismo, que se presenta a sí mismo como de edad avanzada y se dirige al lector para indicarle lo sustancial y llamar la atención sobre las enseñanzas morales de lo que cuenta. Tampoco es innovador el tratamiento temporal. La mayor parte de las veces la narración se hace mediante una sucesión cronológica de escenas, que se fijan en los puntos fundamentales de la acción, con mayor tensión y carga dramática.
A continuación, y tratando el tema del amor pasaré a comentar uno de los cuentos de lectura obligatoria que está en la Antología del cuento romántico, comparándolo con una obra clásica del dramaturgo, poeta y actor inglés, William Shakespeare, considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal.
La peña de los enamorados, por Mariano Roca de Togores, Marqués de Molins, es una historia de amor entre dos jóvenes que no pueden estar juntos por cuestiones sociales, ya que él era cristiano y ella una princesa mora. Al escapar juntos, los protagonistas se paran a descansar a la sombra de un peñasco, donde los alcalzan los soldados del padre de la protagonista. Para evitar que los soldados cazaran a Fadrique, Zulema trepa junto con su amado por la montaña, desde la cual se tiraron juntos al vacío para estar unidos por siempre.
Este cuento del Romanticismo se podría comparar con la trágica historia de amor de Romeo y Julieta, William Shakespeare, en la que dos jóvenes se enamoran a pesar de la rivalidad existente entre sus familiares. Deciden casarse de forma clandestina y vivir juntos, al igual que quieren hacer Zulema y Fadrique cuando ella le dice a él: <<Dime: ¿falta mucho para tu tierra? Allí seré esposa tuya, ¿no es verdad?>>; Romeo y Julieta al no poder estar juntos y compartiendo la vida el uno con el otro también se suicidan, como en el momento en que la princesa mora dice: <<¡Si tú mueres, muramos juntos, morir gozando!>> antes de precipitarse al vacío.
Observamos que en las dos obras el tema principal es el amor prohibido, aunque siempre triunfa el amor de forma trágica.

sábado, 21 de junio de 2014

La Regenta de Leopoldo Alas, Clarín

Leopoldo García-Alas y Ureña «Clarín» nació en Zamora, el 25 de abril de 1852 y murió en Oviedo, el 13 de junio de 1901. A los siete años entró a estudiar en el colegio de los jesuitas ubicado en la ciudad de León en el edificio de San Marcos, posiblemente durante esta etapa estudiantil Leopoldo engendró el sentimentalismo religioso y el principio de gran disciplina moral que fueron la base de su carácter. Durante su estancia en Guimarán aprenderá directamente de la Naturaleza y de los libros que encuentra en la vieja Biblioteca familiar, con lo que entra en contacto por primera vez con dos autores que serán sus maestros: Cervantes y Fray Luis de León.

Clarín escribía artículos para los periódicos El Globo, La Ilustración y Madrid Cómico, también envía a los periódicos de El Imparcial y Madrid Cómico sus «Paliques» satíricos y mordaces que le proporcionarán algunos enemigos adicionales.

A la edad de 31 años Clarín escribe su obra maestra, La Regenta, pero la segunda parte no fue publicada hasta 1885.  A finales de junio de 1891 sale a la luz la segunda novela de Clarín, Su único hijo.

La Regenta fue escrita como artículos sueltos, que según iba escribiendo iba mandando al editor. Como bien se puede apreciar, el naturalismo y el realismo son los componentes que aparecen en esta obra, la cual hace cumbre en el siglo XIX.

Respecto a su novela La Regenta, nos dispondremos a analizar un fragmento, perteneciente al capítulo XXVI, en este fragmento se habla del sacrificio que va a realizar Ana Ozores, la cual pretende salir descalza en una procesión, en la del Viernes Santo, que representa el entierro de Cristo, esta promesa la desea cumplir por su esposo Víctor Quintanar, para conservar el honor, no obstante, Ana no es consciente en el momento en el que anuncia su promesa de que eso supondría que toda Vetusta la criticaría, y ella y sobre todo su marido quedarían en ridículo:

Ana pensaba también en su Quintanar. Todo aquello era por él, cierto; era preciso agarrarse a la piedad para conservar el honor, pero ¿no había otra manera de ser piadosa? ¿No había sido un arrebato de locura aquella promesa? ¿No iba a estar en ridículo aquel marido que tenía que ver a su esposa descalzada vestida de morado, pisando el lodo de todas las calles de la Encimada, "dándose en éspectáculo" a la malicia, a la envidia, a todos los pecados capitales, que contemplarían desde aceras y balcones aquel "cuadro vivo" que ella iba a representar?

Así pues, el mismo día de la procesión Ana se cuestiona si su decisión fue acertada o errónea, ya que no mucha gente está de acuerdo, y ni ella misma se siente segura de ello, no obstante, intenta consolarse con el recuerdo de una mujer que salió en procesión también descalza en Zamora, que fue el causante de que Ana prometiese procesar descalza.

También aparecen otros personajes como el Magistral, Fermín de Plas, la Marquesa, Obdulia y Petronila entre otros, este último personaje es el encargado de preparar el traje y los demás pormenores de la promesa realizada por Ana Ozores.

Para finalizar, debemos destacar los temas presentes en esta obra, como lo son el adulterio, la educación, la política, la familia y la religión, no obstante, en este fragmento solo nos encontramos con este último, que es reconocible en los actos de fe que quiere realizar Ana para demostrar su adhesión a el Magistral.

La Regenta, XXVI

A continuación, analizaré el capítulo XXVI de La Regenta. El fragmento a comentar es el siguiente: <<El jueves Santo llegó con una noticia que había de hacer época en los anales de Vetusta, anales que por cierto escribía con gran cachaza un profesor del Instituto, autor también de unos comentarios acerca de la jota Aragonesa. 
En casa de Vergallana la tal noticia estalló como una bomba>>, hasta: <<Una hora antes de obscurecer salió la procesión del Entierro de la Iglesia de San Isidro>>.
Este fragmento de texto de La Regenta (1884-85) se encuadra dentro del capítulo veintiséis, es decir, que está incluido en la segunda parte de la novela. Comienza con la conversación de las mujeres que reflejan el pensamiento de la sociedad vetustense, en la que se hace una crítica a todo lo que se aleje de su visión general e indiscutible. Ana le promete al Magistral que saldrá descalza como penitente en la procesión de Semana Santa. Este es el acto que desencadena los comentarios en la reunión de mujeres, en los que la Marquesa dice que ese acto no es la manera de demostrar la devoción, ni la forma de sentir qué es la religión, tachándola de loca, lo que más tarde volverá a hacer Víctor: La marquesa no acababa de santiguarse. <<Aquello no era piedad, no era religión; era locura, simplemente locura. La devoción racional, ilustrada, de buen tono, era aquella otra, pedir para el Hospital a las corporaciones y particulares a las puertas del templo, regalar estandartes bordados a la parroquia; ¡pero vestirse de mamarracho y darse en espectáculo!...>> Para la Marquesa un acto religioso será realizar donaciones y no vestirse de nazareno e ir descalza.
Obdulia se preocupa más por la apariencia que por lo que pueda llegar a significar para Ana el castigo penitenciario: <<¿Y el traje? ¿Cómo es el traje? ¿Sabe usted...? (...) ¿Marrón foncé?-objetó Obdulia-...no dice bien... oro sería mejor>>.
Entran en escena Vegallana consolando a Quintanar, que venía desconsolado, vuelve a insistir en que su mujer está loca. Con la acción de Ana, el Magistral muestra a sus enemigos que no ha perdido autoridad sobre la protagonista.
En definitiva, en la novela y en este fragmento están representados todos los personajes de una sociedad española del siglo XIX: el obispo, marqueses, burgueses... La Regenta ofrece una visión de los conflictos sociales y personales que se desarrollaron, por ejemplo, en la sociedad, sometida a la crítica. Domina la envidia y la superficialidad, como hemos visto con la Marquesa y Obdulia.
Clarín intenta obtener el mayor grado de objetividad posible a la hora de narrar y para ello emplea el narrador omnisciente, abunda el diálogo, donde claramente son los personajes quienes opinan directamente. Usa la técnica empleada en el naturalismo del estilo indirecto libre, por medio del cual, el autor se mete dentro de la mente del personaje para narrar lo que observa y piensa representándolo en tercera persona, como si fuese un narrador omnisciente.
Usa un lenguaje coloquial que usa para acercarse al lector -mamarrachos, calzonazos...-, característico del Realismo; al igual que la descripción realista espacio-temporal que hace -<<El jueves Santo; El Viernes Santo amaneció plomizo>>-.

Leopoldo Alas Clarín


Leopoldo Alas Clarín nació en Zamora, aunque se trasladó a vivir a Oviedo. Estudió Economía y llegó a ser catedrático en la Universidad de Oviedo. Practicó desde joven el periodismo en artículos que firmaba como Clarín, apelativo con el que hoy se le conoce como escritor. Como articulista fue temido. Sufrió varias crisis personales que le condujeron a perder la fe y a convertirse en un anticlerical. Tuvo ideas republicanas pero pronto se desengañó de la política. 

En literatura dominó el cuento o relato breve, destacan relatos como Pipa (1879) y Adiós, Cordera; entre sus colecciones de cuentos destaca entre otras Cuentos morales (1896). Sin duda, las obras más famosas son La Regenta (1885) y Su único hijo (1895). La primera obra es una novela de técnica naturalista en la que describe el ambiente de enfrentamiento ideológico y político que en esa época vivía la sociedad española. Esta obra junto con Fortunata y Jacinta, de Galdós, está considerada la mejor del siglo XIX en España.
La Regenta está considerada la obra cumbre del Realismo español. Representa todas las características temáticas y estilos propias del Realismo-Naturalismo.
El Naturalismo se da en la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con la Primera República. Isabel II fue expulsada de una España que estaba en manos de los burgueses hasta que apareció el movimiento obrero. Filosóficamente está marcado por el positivismo, no se admite la metafísica. Este movimiento (1880), está enmarcado por Zola, la evolución del hombre mediante el producto de la naturaleza y del medio ambiente. Hay un compromiso del artista con la sociedad quien debe ir con libreta en mano para tomar nota de la realidad, debe hacer pruebas y enseñar a los personajes mientras los pone en situaciones extremas. Tiene la finalidad de que la sociedad pueda mejorar el comportamiento humano, hacer una reflexión. En ningún momento tiene carácter moralista, puesto que sería una ofensa para los naturalistas.
En el Realismo se observan cambios de tipos sociales. En la literatura como en la ciencia se debe empezar por la experimentación y la naturaleza. Es un movimiento comprometido socialmente, pretende convencer al lector con las ideas que defiende, aunque si se defiende explicitamente sería una tesis.
La obra de Clarín, La Regenta, se divide en dos partes de quince capítulos cada una; la primera parte comprende los actos que suceden en tres días, mientras que la segunda parte comprende lo sucedido durante tres años.
Los escenarios principales de la novela son la ciudad en la que transcurre la historia, Vetusta, el casino de la ciudad, donde se encontraban los burgueses, el Palacio de Vegallana, la catedral y la casa de Ana Ozores.
El mundo antiguo está marcado en La Regenta. Un lugar sin cambios. Un lugar en el que al marido solo le interesa la caza, la belleza de Ana, quien rechaza el mundo materialista en busca de una satisfacción espiritual.
Los personajes que aparecen en la novela son Ana Ozores, joven de clase media que al quedar huérfana, siguiendo los consejos de sus tías, se casa con un señor mayor que ella, Fermín de Pas, el Magistral, se enamora de la protagonista. Álvaro Mesía, el Don Juan de Vetusta y enemigo del Magistral. Don Víctor Quintanar, el marido de Ana, Frígilis el amigo y compañero de caza de Víctor, Doña Paula la madre del Magistral, El Marqués Paco Vegallana, un aristócrata liberal y, Petra, la doncella de Ana. 

El estudiante de Salamanca

José de Espronceda fue un célebre escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más representativo poeta del primer Romanticismo español.
Este autor participó en las oleadas revolucionarias de 1830 en París junto con unos antiguos amigos suyos. Poco después Teresa, de la que se había enamorado cuando se trasladó a Portugal, se casaría por orden de su padre con un comerciante llamado Guillermo del Amo. Con ella regresó a España, junto con otros liberales, en 1833. En 1838 Teresa se apartó de Espronceda y murió poco después. Posiblemente este hecho influyera en los temas de amor y de tragedia que aparecen en su poema narrativo El estudiante de Salamanca.

El estudiante de Salamanca es una poema escrito por José de Espronceda, el cual fue publicado en 1840, no obstante su autor fue dando a conocer algunas partes de este antes de publicarlo definitivamente para sus lectores. En esta obra está presente la temática y los personajes representativos de la obra de José Zorrilla, Don Juan Tenorio

En la primera parte de este poema nos encontramos con una descripción del estudiante de salamanca que hace se completamente visible la similitud de estas dos obras:

Segundo don Juan Tenorio,
alma fiera e insolente,
irreligioso y valiente,
altanero y reñidor:
Siempre el insulto en los ojos,
en los labios la ironía,
nada teme y toda fía
de su espada y su valor.

En la segunda parte de El estudiante de Salamanca Elvira comienza a quejarse del amor, ello es debido a que después de entregarse a Don Félix este la abandona, finalmente ella muere a consecuencia del desamor:

¿Qué me valen la gracia y la belleza,
y amar como jamás amó ninguna,
si la pasión que el alma me devora,
la desconoce aquel que me enamora?
Lágrimas interrumpen su lamento,
inclinan sobre el pecho su semblante,
y de ella en derredor susurra el viento
sus últimas palabras, sollozante.

En la parte tercera nos encontramos ante la venganza por la muerte de Elvira de su hermano Don Diego , el cual que irrumpe en una partida de cartas, en la que Don Félix estaba apostando con el dinero obtenido en la venta de objetos pertenecientes a la yaciente Elvira:

D. DIEGO: (Desembozándose con ira.)
        Don Félix, ¿no conocéis
        a don Diego de Pastrana?
D. FÉLIX: A vos no, mas sí a una hermana
        que imagino que tenéis.
D. DIEGO: ¿Y no sabéis que murió?
D. FÉLIX:         Téngala Dios en su gloria.
D. DIEGO: Pienso que sabéis su historia,
        y quién fue quien la mató.
D. FÉLIX:         (Con sarcasmo.)
        ¡Quizá alguna calentura!
D. DIEGO: ¡Mentís vos!

Y finalmente la cuarta parte se abre con el duelo entre Don Félix y Don Diego, el cual acaba con la muerte de este último. Después de este hecho, Don Félix se encuentra con una dama cubierta con un velo que lo conducirá hasta su muerte:

Jamás vencido el ánimo,
su cuerpo ya rendido,
sintió desfallecido
faltarle, Montemar;
y a par que más su espíritu .
desmiente su miseria
la flaca, vil materia
comienza a desmayar.

Así pues, es posible afirmar la gran influencia, palpable a lo largo de cada escena, de Don Juan Tenorio, sin olvidar claro está, de la influencia de esta última obra, que se embebe de El burlador de Sevilla

viernes, 20 de junio de 2014

El estudiante de Salamanca II

El estudiante de Salamanca es un poema narrativo de José de Esproceda. La versión completa se publicó en 1840, aunque el autor dio a conocer algunas partes de la obra en 1837.
En esta entrada, me centraré en la tercera y cuarta parte de la obra de José de Espronceda, El estudiante de Salamanca, volviendo a hacer el recorrido de las características que se observan en Don Juan Tenorio de Zorrilla y esta obra a comentar.
Como ya hemos visto anteriormente, el poema de Esproceda recoge algunos tópicos del Romanticismo, el amor imposible, la irreligiosidad del protagonista, la muerte o la visión del entierro.
El poema comienza con la descripción de Salamanca, de Don Félix y de Doña Elvira y continúa con la muerte de Doña Elvira.
La tercera parte del poema comienza con un cuadro dramático, y una cita de Moreto, San Francisco de Sena:
<<Sangento. ¿Tenéis más que parar?
Franco. Para los ojos.
..........................................................
Los ojos sí, los ojos: que descreo
del que los hizo para tal empleo.
Vemos una partida de cartas entre seis jugadores: En derredor de una mesa/ hasta seis hombres están,/ fija la vista en los naipes,/ mientras juegan al parar>>.
En las escenas I y II vemos a un Don Félix que apuesta y pierde hasta el retrato de Doña Elvira. En la escena III entra en acción Don Diego, el hermano de la protagonista, quien reta a Félix de Montemar a duelo para vengar a su hermana.
El autor inicia la cuarta y última parte de la obra con el duelo entre Don Félix y Don Diego, quien muere a manos del protagonista. Félix vuelve a pasear por las calles de Salamanca que recuerdan a la primera parte del poema, y donde encuentra el espectro de una mujer cubierto con un velo a la que intentará conquistar, como buen Don Juan. Comienza preguntándole quién es y acabará siguiéndola mientras le dice que él nunca persigue a una mujer. Simbólicamente el paseo es el que le conduce hasta la muerte, poco a poco el personaje observa como todo cambia a su alrededor. Llega al cementerio donde asistirá a su propio entierro. El protagonista no cambia de actitud hasta el final, sigue en su actitud arrogante, e incluso, se cree por encima de Dios y del diablo, al que prefiere enfrentarse antes que a Dios. Sigue caminando hasta llegar a un lugar donde no hay cielo ni estrellas, y lo que podría ser el Purgatorio. Traspasa el palacio y un torbellino los lleva hasta la tumba de Elvira, quien llora al llegar a sobre su tumba, en ese momento, Félix comprueba que el retrato que tiene de Doña Elvira también llora.
Un coro de espectros rodean al protagonista cantando felices que la esposa ha encontrado al esposo:
<<¡Es su esposo!, los ecos retumbaron.
¡La esposa al fin que su consorte halló!
Los espectros con jubilo gritaron:
¡¡Es el esposo de su eterno amor!!>>
Don Félix sigue con su actitud prepotente, llegando a burlarse de Don Diego cuando aparece para comunicarle que debe casarse con Elvira. El espectro femenino alarga la mano para tomar la del hombre que siente miedo al notar el frío y le quita el velo. Con más horror descubre que la persona que le ha acompañado durante todo el camino es un esqueleto, y aún queriendo huir, la mujer lo besa. Don Félix muere en ese instante.

El estudiante de Salamanca I



En esta ocasión, hablaremos de una obra del Romanticismo del autor José de Espronceda, quien tiene influencia neoclasicista antes de entrar en contacto con el Romanticismo y comenzar sus obras más personales e independientes, El estudiante de Salamanca, sobresale este poema largo, además de El diablo mundo. El amor es su principal inspiración temática.
Me centraré en la primera y segunda parte de la obra, donde analizaré la actitud del protagonista y de la bella mujer a la que enamora y abandona hasta que esta muere de pena en los brazos de su madre.
En El estudiante de Salamanca encontramos similitudes con el Don Juan Tenorio, inspirada en el Burlador de Sevilla. Todas comparten el protagonista bello, atractivo, insolente, altanero, irreligioso, cruel, arrogante, irónico, bravo y altivo que en este caso es Don Félix de Montemar: <<Segundo don Juan Tenorio/ alma fiera e insolente,/ irreligioso y valiente, / altanero y reñidor, / siempre el insulto en los ojos...>> ; también comparten a la mujer joven y bella de piel blanca ojos azules, inocente y enamoradiza, que muere por pena de amor al verse abandonada al día siguiente por Félix de Montemar.
<<Bella y más pura que el azul del cielo
con dulces ojos languidos y hermosos,
donde acaso el amor brilló entre el velo
del pudor que los cubre candorosos;
rayos de luz brillantes y dudosos,
ángel puro de amor, que amor inspira,
fue la inocente y desdichada Elvira>>.
Esta obra es una de las más características del Romanticismo puesto que el amor ocupa el lugar principal. Es un amor apasionado e imposible de alcanzar. Encontramos también preocupación por el tema religioso, la muerte, motivos políticos y sociales.
Consta de cuatro partes y como he mencionado más arriba, me centraré en las dos primeras;
La primera parte, que comienza con unos versos de Don Quijote y que dicen así: <<Sus fueros, sus bríos, sus premáticas, su voluntad>>.
Esta primera parte es un prólogo en donde conoceremos a los protagonistas, Don Félix de Montemar y Elvira.
En la segunda parte, en la que también comienza con una cita, en esta ocasión a Byron, <<...Except the hollow sea's. Mourns o' er the beauty of the Cyclades>>, podemos observar que todo gira en torno a Elvira y las quejas de amor. Cayó en las redes de Félix como tantas otras mujeres lo hicieron también. Esta vez, el amado le prometió que si se entregaba a él sería su esposo, sin embargo, una vez que lo consiguió se fue dejando a una triste y desolada Elvira. Finalmente en esta parte la enamorada acaba muriendo de amor y dejando una carta en la que se despide de Félix.

Viaje fugaz con Juan Meléndez Valdés

En esta ocasión, volveremos a hacer un breve repaso de la poesía del Siglo XVIII. Me centraré en los poemas de Juan Meléndez Valdés, quien nació en Ribera del Fresno (Badajoz) y murió en el exilio, en la ciudad francesa de Montpellier, en 1817. Estudió Leyes en la universidad de Salamanca, donde conoció a Cadalso, que influyó notablemente en su concepción de la poesía. Su afrancesamiento le llevó a colaborar más tarde con el rey José I, de ahí su obligada emigración tras la Guerra de la Independencia, y su muerte en el exilio.
Meléndez es, sin duda, la personalidad poética más relevante de todo el XVIII español. Representa la madurez de la Ilustración poética. En sus obras confluyen y conocen sus calidades más altas el gusto rococó, con sus odas anacreónticas y su lírica amorosa; la poesía de factura neoclásica; y la veta prerromántica de sus composiciones filosóficas y religiosas.
En un primer momento el autor cultiva una poesía ligera y sin compromiso, con un toque de evasión y restos juveniles, en los que renuncia a versos sublimes y cantos épicos. A mis lectores es una declaración de intenciones:
Muchacho soy y quiero
decir más apacibles
querellas y gozarme
con danzas y convites.
En ellos coronado
de rosas y alelíes,
entre risas y versos
menudeo los brindis.
En los versos finales encontramos una alusión a Baco y el de Venus haciendo referencia a que dispara su flecha con la que enamora a jóvenes despreocupados. 
Pues Baco y el de Venus
me dieron que felice
celebre en dulces himnos
sus glorias y festines.
La Oda II: El amor mariposa pertenece al género de poesía rococó. Observamos como sigue la corriente Neoclásica, su tema se basa en los gustos y los placeres. El amor se encuentra reflejado a través de una alegoría a la que se le da cuerpo y forma y que se identifica con la alegría. El amor se desarrolla en el juego de la seducción: Las zagalas, al verle,/ por sus vuelos y gracia/ mariposa le juzgan/ y en seguirle no tardan/ Una a cogerle llega,/ y él la burla y se escapa;/ otra en pos va corriendo,/ y otra simple le llama...; observamos que ahí comienza el juego. Es una poesía de tipo popular de versos heptasílabos, en la que riman los versos pares con rima consonante, a excepción de los versos 22 y 24 que tienen rima asonante. 
Lo más novedoso en el Siglo XVIII es la poesía erótica que J. Meléndez Valdés introduce con su poema De Los besos de amor sin dejar de lado su poesía amorosa se introduce en esta nueva corriente. Se trata de expresar las palabras a través de la sensualidad, para que cada lector cale lo que el autor quiere decir y transmitir. En este caso, el autor describe una escena de placer entre dos personas que se quieren y se lo demuestran: 
[...] 
entonces, ¡ay!, si alguno
contó del mar la arena, 
cuente, cuente, las glorias
en que el amor me anega.
Destacan entre sus Odas A una fuente, en la que expresa su amor por la naturaleza o De la primavera, además de las anteriores comentadas en los que sigue como modelo a Garcilaso y Fray Luis de León. Más tarde por influencia de Jovellanos, trata temas filosóficos de carácter moral y social como es el caso de El filósofo en el campo, hace una alabanza a la vida campesina, una de las ideologías ilustras, y hace una critica a la vida urbana y al señorito que tiene una vida llena de lujos y de vicios, en la que rechaza la vida del clero y de la nobleza por los privilegios que tienen. Alaba la justicia social a través de largos versos y llenos de reflexiones filosóficas sobre el hombre y el universo. 
[...]
¡qué mal al pobre el cortesano juzga!
¡Qué mal en torno la opulenta mesa,
cubierta de mortíferos manjares, 
cebo a la gula y la lascivia ardiente,
del infeliz se escuchan los clamores!
Él carece de pan; cércale hambriento
el largo enjambre de sus tristes hijos,
escuálidos, sumidos en miseria;
[...] 

I Congreso liberal, Francisco Goya

Francisco José de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos, en 1746, y murió en Burdeos, Francia, en 1828. En 1808, la invasión de España por las tropas napoleónicas colocó al artista en una situación delicada, ya que mantuvo su puesto de pintor de corte con José Bonaparte. Pese a todo, no se privó de plasmar los horrores de la guerra en obras como El 2 de mayo y Los fusilamientos del 3 de mayo, que reflejan los dramáticos acontecimientos de aquellas fechas en Madrid. Además, en los sesenta y seis grabados de Los desastres de la guerra (1810-1814), dio testimonio de las atrocidades cometidas por los dos bandos y acentuó visualmente la crueldad de la guerra como protesta contra ella lanzada a la posteridad desde la impotencia.

En sus obras de tema social, Goya ataca sistemáticamente los problemas económicos, sociales y políticos más acuciantes de España: los vicios del clero, la incultura de gran parte de la nobleza, la estúpida y bárbara represión inquisitorial, los excesos de la guerra y la violencia, la prostitución y la explotación de la mujer, el oscurantismo y la superstición. En estos trabajos Goya se muestra como un hombre ilustrado, amante de las libertades y auténtico humanista. Méritos que permiten alzarlo hoy al puesto de honor de la fecunda Ilustración española, ganado con su pincel y con su incisiva pluma, a través de su obra plástica y de los acerados títulos y rótulos con que bautizó sus creaciones gráficas.

En el I Congreso liberal pudimos observar una gran variedad de obras de Goya de disparates, que fueron realizadas para protestar contra el absolutismo, como podemos observar en el Disparate volante: "La libertad es raptada por los serviles y transportada por el monstruo del absolutismo.

Como bien podemos comprobar, en las obras de Goya representa los daños que sufren los hombres, mujeres y niños en esa época, época en la que los que defienden la libertad son aplastados por las fuerzas del absolutismo, así pues, a través de estos disparates el artista pretende animar a los suyos a conseguir esa libertad que tanto ansían y por la que luchan. Entre ellos podemos destacar al Disparate de miedo donde se refleja una persona cubierta con una especie de túnica y a unos liberales asustados de esta persona, que como es sabido, representa al absolutismo existente en aquellos tiempos.





domingo, 8 de junio de 2014

Amores de Ana Ozores

La Regenta es una novela de Clarín publicada entre 1884 y 1885. Novela del naturalismo y realismo progresista. Se encuentra dividida en dos partes: la primera parte del capítulo 1-15 y la segunda parte del capítulo 16-30.

La primera parte, narra los personajes, ambiente  durante tres días, 2, 3 y 4 de octubre. En esta parte se puede conocer el temor de la Regenta que ocasiona “la crisis nerviosa”, su infancia fue dura ya que su madre murió a darle a luz y su padre le deja a cargo de un aya, esta intentaba seducir a su padre y como no lo consiguió su ira la pago con Ana, un día Ana desaparece con Germán, un amigo y vecino suyo, pasan la noche en una barca, a la mañana siguiente los encuentra y se pone en juicio lo ocurrido allí. Ana comienza a ser juzgada hasta tal punto que no sabe la verdad, tras la muerte de su padre, ya en edad más adulta, Ana está a cargo de unas tías solteras y se compromete con don Víctor Quintanar, que al menos le saca treinta años de edad pero que por entonces no se notaba la diferencia, se trasladaron a Vetusta porque Víctor asumió el papel de regente. Para él, Ana la considera una hija suya, Ana añora la figura familiar, causa de su malestar. Aparece el Magistral, don Fermín de Pas, que será el confesor de Ana y le llevará por el sendero de la religión mística, pero no hay duda de que este joven se siente atraído por la Regenta. Se narra la vida del Magistral y deja en dudas los actos cometidos en un pasado. Por último, en esta parte también aparece la figura de don Álvaro Mesía, el don Juan de Vetusta, aunque ya demasiado mayor, pero que no deja de seducir y enamorar.

La segunda parte, narra el argumento de la vida de Ana Ozores durante tres años. Los episodios más importantes son: Ana asiste el día de los santos a ver la obra del Don Juan Tenorio, esto le provoca que se identifique con doña Inés, pura, casta, religiosa, al día siguiente el magistral es enterado de esto y hace llamar a la Regenta, le advierte sobre los malos actos cometidos; Ana comienza las lecturas religiosas y quiere que su marido se convierta mediante las lecturas, Ana es invitada al casino para el baile de carnaval, esa noche baila con Mesía por orden de su marido, ella se desmaya en brazos de Álvaro, al día siguiente acude al confesionario. Llega la cuaresma y esto provoca en Ana mayor sentimiento de religiosidad, Ana promete al Magistral salir en la procesión del viernes Santo, eso forma un escándalo en Vetusta. Ana y su marido marchan de Vetusta por la situación de la muchacha, el estado de salud de Ana se va recuperando, no tiene más crisis nerviosas. En San Juan Ana invita al Magistral a la romería de San Pedro, Petra se insinúa al Magistral, creyendo que puede sustituirla por la Regenta. En otoño regresan a Vetusta, ya en la cena de navidad don Álvaro revela a la Regenta sus deseos para con ella, comienza su romance y pide ayuda a Petra para que tenga acceso a la casa, pero Petra romperá la alianza en seguida y su confidente es el Magistral, Víctor es enterado del romance de su mujer y decide combatirse en duelo con Álvaro, pero esto provoca su muerte y la huida de Álvaro, la Regenta queda sola y es despreciada por Vetusta e incluso por el Magistral.

Los diferentes tipos de amor que hay en la obra son: amor familiar, por experiencia personal, Ana no sobrevive a la ciudad de Vetusta, se siente sola, y eso se debe a su pasado, huérfana y juzgada, casada con un hombre que no tiene deseos de estar con ella y sin posibilidad de tener hijos; el amor a la religión, busca la religión como forma de evadirse y confesar sus pecados más íntimos, con la religión se libera el alma; amor a las lecturas, en un comienzo le sirve Santa Teresa como ejemplo mística pero cuando se va de Vetusta por un tiempo comienza las lecturas psicológicas, ya su padre era un gran lector de novelas, y por último el adultero, Ana se siente atraída por don Álvaro Mesía, se muestra en el capítulo del teatro cuando ve la obra de Don Juan Tenorio se lo imagina como el don Juan y ella como doña Inés o en el baile del carnaval cuando se desmaya en sus brazos, finalmente se confesará el uno al otro el deseo que tienen de estar juntos.

Las figuras masculinas que representan el amor de Ana son: Germán, tuvo con él el episodio de las barcas, ella no puede saber lo que ocurrió realmente porque se le puso en duda durante mucho tiempo, era aún muy cría y eso le causó remordimientos, es la causa de su crisis nerviosa; el resto de los personajes masculinos forma un triángulo amoroso, compuesto por: don Víctor Quintanar, marido de Ana, se diferencian en treinta años de edad, él la considera su hija y no como la figura de mujer, junto a don Fermín de Pas, padre espiritual, desde el comienzo se siente atraído por la Regenta, la considera una mujer pura, aunque el resto de Vetusta la tiene en juicio, tiene celos de don Álvaro Mesía, que forma el otro lado del triangulo, considerado como el don Juan de Vetusta, consigue que la Regenta se enamore de él. Pero finalmente ninguna de estas figuras triunfa, por un lado Quintanar muere provocado por el duelo con Álvaro Mesía por el adulterio, este huye de Vetusta por remordimiento y por otro lado don Fermín se decepciona con la Regenta debido a los celos y provoca su propia caída.  



sábado, 7 de junio de 2014

Muestra del amor divino

Leopoldo Alas, Clarín (Zamora, 1852 – Oviedo, 1901), perteneció a una familia liberal de origen asturiano. En sus obras mostraba una actitud radical que no abandonó nunca, aunque derivó del positivismo el espiritualismo en sus últimos tiempos.

Voy a comentar un fragmento de la obra La Regenta, publicado entre 1884 y 1885. El fragmento que voy a comentar pertenece al capítulo XXVI, es decir, pertenece a la segunda parte de la obra, ya entra en materia la vida de la Regenta con respecto a su marido Víctor Quintanar, Álvaro Mesía, el Magistral Fermín de Pas y la propia Vetusta. El fragmento comienza por <<El jueves Santo llegó con una noticia que había de hacer época en los anales de Vetusta…>> hasta  <<Una hora antes de obscurecer salió la precisión del Entierro de la iglesia de San Isidro>>.

El jueves Santo se difundió la noticia de que Ana Ozores va a dar ejemplo a Vetusta saliendo en una procesión y descalza, correspondiente al día siguiente, viernes Santo, “el entierro de Cristo”, tiene que cumplirlo porque se lo prometió al magistral y para ella significaba un voto sagrado, ejemplo de religiosidad. La Marquesa consideraba que ese gesto significaba una locura y no de religiosidad, lo valoraba como un espectáculo que iba a dar ella a Vetusta, sorprendente porque es ella la que se ofrece y siendo tan recatada siempre con sus hechos, pero lo que más les sorprendieron a la Marquesa, Rufina y Obdulia fue la postura que tomó la Regenta al ir descalza durante el recorrido de la procesión, es un ejemplo de cristianismo y humildad según la mística protagonista, pero aun así la Marquesa seguía viéndolo como un acto de diablura. De repente aparece el Marqués junto a don Víctor Quintanar, el cual se muestra apenado. Él también quedó sorprendido por la postura de su mujer, pensando que ya no era tan mística como Santa Teresa, pero él no se podía negar al deseo de su mujer, ya que para Ana significa un compromiso con la religión, pero aun así la considera una pobre loca. Era un hecho sorprendente porque jamás en Vetusta, una mujer y tan importante como es la regenta que está en boca de todos, haga ese cometido. Don Víctor al escuchar que su mujer iba a ir descalzada no solo se sorprende sino que se negó, era un acto absurdo que le iba a poner en ridículo, pero sabía perfectamente que la decisión de Ana era irrevocable.

Para el Magistral este día era triunfal, lleno de gloria, Vetusta estaba sometida y sus enemigos tenían que callar, sin embargo Ana cuando amaneció aquella mañana, sentía miedo y pudor, pensaba al igual que su marido, estaba siendo una loca, pero recordó la promesa que le había hecho al Magistral. Pudo recordar que en Zaragoza ella vio a una mujer, vestida de nazareno, también descalza e iba detrás de Cristo, juró hacer lo mismo que aquella mujer. Eso no significa otra cosa que ser críticada por Vetusta, desprecio de todos y por ella misma. Doña Petronila, se ofrece para hacer el traje de nazareno para doña Ana, pero aquel día deseó que no saliese aquella procesión. Ana pensaba en su marido, lo que iba a realizar era una ofrenda para él, como forma de piedad para conservar el honor, aquel día no tenía entusiasmo cosa que en días anteriores lo estuvo asimilando con admiración, no le acompañaba ni la fe, la imagen que podía dar a Vetusta, le superaba por completo, solo pensaba en que aquel acto era un escándalo. No llovió, así que pudo salir la procesión de Entierro de la iglesia de San Isidro.

El narrador está en tercera persona, heterodiegético, es omnisciente y su focalización es externa. Clarín narra y describe absolutamente todas las ideologías de los personajes de Vetusta a las habladurías, en especial el de la protagonista, Ana Ozores, como ya he comentado anteriormente, Ana se ofrece a hacer el acto de religiosidad, pero en el mismo día duda de poder hacerlo por lo que pueda pensar Vetusta de ella y de sí misma, importancia de la honra, a partir del momento en que se entera Vetusta del cometido que va a hacer Ana se desencadena diferentes opiniones:  

Se puede comprobar como hay tres tipos de actitudes en este fragmento: Marquesa y Quintanar, lo considera un hecho de locura que da de hablar para el pueblo de Vetusta; Obdulia, que en parte siente envidia del gesto de Ana por su atrevimiento y Petronila, que considera a este acto un gesto de religiosidad, un ejemplo para la ciudad, pero que no desea que salga al final.

Los temas del fragmento son: la religiosidad, actitud que toman los cristianos para sentirse liberados del pecado, el compromiso con la vida religiosa, la honra, principalmente se refleja en Quintanar por no poder hacer nada porque es decisión de su mujer y Vetusta juzga a Ana por ese acto de religiosidad pero también de condena, el orgullo que siente el Magistral, es su día y no puede ser juzgado por sus enemigos y la vergüenza que siente Ana porque se pone en boca de Vetusta, aunque haya sido ella la que se ha ofrecido.